Introducción a la Obra de Sérieux y Capgras
Hector Pérez-Rincón
Hector Pérez-Rincón
Agradezco profundamente la invitación para participar en este coloquio que habrá de reflexionar sobre "Las razones del Delirio de Interpretación", a partir de la publicación de la versión en castellano de la obra clásica "Las Locuras Razonantes. El Delirio de Interpretación", de Paul Sérieux y Joseph Capgras, en la colección libros de artefacto, que recupera para el lector hispanohablante, una vez más, una obra fundamen tal de la psiquiatría francesa.
La reedición de tales obras es especialmente oportuna en el momento en el que, gracias a las aportaciones de las neurociencias que han generado una ambiciosa neurofilosofía y a la boga de los enfoques cognoscitivistas, la psiquiatría está obligada a repensar su estatus.
La obra original de Sérieux y Capgras apareció en 1909, con el editor Félix Alcan, y fue reimpresa en edición facsimilar en 1982 por la casa Laffitte, de Marsella.
Ambos fueron autores prolíficos y publicaron, entre 1888 y 1939, muchas obras y artículos en colaboración. Además, cada uno por su lado o con otros autores, escribieron múltiples trabajos sobre los temas de mayor discusión nosográfica y psicopatológica de ese periodo especialmente fecundo de la medicina mental. Además del relativo a la interpretación delirante, otros temas fueron los delirios de reivindicación, el mesianismo, los trastornos del instinto sexual, las afasias, las agrafias, las alucinaciones motrices verbales, los aspectos médicos del alcoholismo y su profilaxis, las instituciones de asistencia en diferentes países europeos, etc.
Como recuerdan Germán E. Berrios y Filiberto Fuentenebro de Diego en su espléndida obra "Delirio. Historia, Clínica, Metateoría", de 1996, a comienzos del siglo XX la psiquiatría francesa reconocía cuatro fuentes para la producción del delirio: las alucinaciones, que generaban el délire hallucinatoire; la intuición, que producía la intuition délirante; la interpretación, mecanismo que daba origen a la interprétation délirante o délire d’interprétation, y la fabulación o imaginación sobre la que se apoyaba el délire d’imagination.
En 1892 Valentin Magnan y su alumno, Paul Sérieux, habían introducido la noción de "delirio crónico con evolución sitemática", en donde reconocieron cuatro estadios: incubación (humor delirante), cristalización de los delirios de persecución, aparición de delirios de grandeza y demencia. Noventa años después, Pierre Pichot habría de reconocer que se trataba de "un constructo equívoco que definía un trastorno que se encontraba más en la teoría que en la práctica", pues los casos clínicos incluidos en esa obra serían diagnosticados en nuestros días como esquizofrenia, depresión psicótica y trastorno delirante. Magnan y Sérieux establecieron también las diferencias entre el delirio de interpretación y el delirio de persecución, de Lasègue, y entre aquel y la variedad de los perseguidos-perseguidores, de Falret.
Seis años antes de la obra sobre el delirio de interpretación que ahora se reedita, es decir en 1903, Vaschide y Vurpas publicaron "Psychologie du Délire dans les Troubles Psychopathiques", en donde no sólo hacían un recuento histórico del delirio, sino que analizaban sus relaciones con el sueño y su paulatina reducción semántica a una mera alteración específica del razonamiento (trouble du raisonemment). En tanto que en 1905, Ernest Dupré introdujo el término de mitomanía para referirse a los delirios confabulatorios severos a los que subdividió en tres variedades: la vanidosa, la maligna y la perversa.
En su obra, Sérieux y Capgras tomaron distancia respecto de las ideas de Magnan y postularon un nuevo tipo nosográfico: la psicosis crónica con base en interpretaciones delirantes o delirio de interpretación. Se trataba de una psicosis sistematizada crónica caracterizada por: la multiplicidad y la organización de interpretaciones delirantes; la ausencia o infrecuencia de alucinaciones, y su contingencia; la persistencia de lucidez y la actividad psíquica intacta; la evolución por extensión progresiva de las interpretaciones y, finalmente, la incurabilidad sin demencia terminal.
El libro de Sérieux y Capgras fue un hito en el desarrollo histórico de la psiquiatría y un sólido cimiento para las obras de sus colegas que les sucedieron. Baste mencionar la de Philippe Chaslin, que Berrios y Fuentenebro colocan muy por arriba de la de Jaspers; la de Gaëtan Gatian de Clérambault, la de Paul Guiraud, la de Henri Ey, y la de su coetáneo, amigo y contrincante, Jacques Lacan, que al decir de Collée, dio, en su tesis de 1932 sobre la psicosis paranoica, sus "cartas de nobleza" a la de Sérieux y Capgras, al utilizarla como elemento de referencia dominante y rindiéndole homenaje como la obra magistral sobre el tema.
Muchos colegas, arrobados por el peso y los alcances terapéuticos de la Biological Psychiatry contemporánea, consideran que las obras clásicas del pensamiento psiquiátrico se encuentran en proceso de momificación y que se trata de textos de difícil lectura o francamente "filosóficos", prescindibles o curiosos, y cifran su anhelo de cientificidad en escalas y manuales que se pretenden "ateóricos" y en el auxilio de elaboradas técnicas bioquímicas e imagenológicas. De manera paralela, el proceso de globalización y homogeneización que dirige la metrópoli imperial, ha hecho que muchos consideren, puerilmente, que anglofonía y cientificidad son sinónimos, y que el pensamiento francés tiene la misma vigencia que el de los hititas o el de los filisteos. Estos colegas ignoran que una de las capitostes de la psiquiatría norteamericana, la doctora Andreasen, ha tenido el valor de escribir:
"Algún día, en el siglo XXI, después de que hayan sido mapeados el genoma y el cerebro humanos, alguien tendrá necesidad de organizar un plan Marshall en sentido inverso en el que los europeos, que afortunadamente tienen una orgullosa tradición de investigación clínica y psicopatología descriptiva, puedan salvar a la ciencia norteamericana, diciéndonos lo que realmente es la esquizofrenia"...
Una reflexión sobre el delirio, como la que aquí se entablará, puede todavía brindar luces sobre un tema tan complejo, a partir de una transdisciplinariedad cada vez más necesaria en nuestro campo. Los grupos de reflexión como "Intersecciones Clínicas", del hospital Fray Bernardino Alvarez, desarrollan por medio de estos coloquios una labor fundamental, tanto más que su foro natural, los Congresos Mundiales de Psiquiatría, han sido secuestrados por las grandes transnacionales psicofarmacológicas, cuyos intereses no siempre son los de la psicopatología fina, la psicodinamia, la fenomenología, la historia.
Como miembro del Comité de diferentes revistas y sociedades psiquiátricas francesas, felicito a los organizadores del Coloquio y editores de la colección libros de artefacto por su iniciativa y les agradezco su esfuerzo y su constancia.
La reedición de tales obras es especialmente oportuna en el momento en el que, gracias a las aportaciones de las neurociencias que han generado una ambiciosa neurofilosofía y a la boga de los enfoques cognoscitivistas, la psiquiatría está obligada a repensar su estatus.
La obra original de Sérieux y Capgras apareció en 1909, con el editor Félix Alcan, y fue reimpresa en edición facsimilar en 1982 por la casa Laffitte, de Marsella.
Ambos fueron autores prolíficos y publicaron, entre 1888 y 1939, muchas obras y artículos en colaboración. Además, cada uno por su lado o con otros autores, escribieron múltiples trabajos sobre los temas de mayor discusión nosográfica y psicopatológica de ese periodo especialmente fecundo de la medicina mental. Además del relativo a la interpretación delirante, otros temas fueron los delirios de reivindicación, el mesianismo, los trastornos del instinto sexual, las afasias, las agrafias, las alucinaciones motrices verbales, los aspectos médicos del alcoholismo y su profilaxis, las instituciones de asistencia en diferentes países europeos, etc.
Como recuerdan Germán E. Berrios y Filiberto Fuentenebro de Diego en su espléndida obra "Delirio. Historia, Clínica, Metateoría", de 1996, a comienzos del siglo XX la psiquiatría francesa reconocía cuatro fuentes para la producción del delirio: las alucinaciones, que generaban el délire hallucinatoire; la intuición, que producía la intuition délirante; la interpretación, mecanismo que daba origen a la interprétation délirante o délire d’interprétation, y la fabulación o imaginación sobre la que se apoyaba el délire d’imagination.
En 1892 Valentin Magnan y su alumno, Paul Sérieux, habían introducido la noción de "delirio crónico con evolución sitemática", en donde reconocieron cuatro estadios: incubación (humor delirante), cristalización de los delirios de persecución, aparición de delirios de grandeza y demencia. Noventa años después, Pierre Pichot habría de reconocer que se trataba de "un constructo equívoco que definía un trastorno que se encontraba más en la teoría que en la práctica", pues los casos clínicos incluidos en esa obra serían diagnosticados en nuestros días como esquizofrenia, depresión psicótica y trastorno delirante. Magnan y Sérieux establecieron también las diferencias entre el delirio de interpretación y el delirio de persecución, de Lasègue, y entre aquel y la variedad de los perseguidos-perseguidores, de Falret.
Seis años antes de la obra sobre el delirio de interpretación que ahora se reedita, es decir en 1903, Vaschide y Vurpas publicaron "Psychologie du Délire dans les Troubles Psychopathiques", en donde no sólo hacían un recuento histórico del delirio, sino que analizaban sus relaciones con el sueño y su paulatina reducción semántica a una mera alteración específica del razonamiento (trouble du raisonemment). En tanto que en 1905, Ernest Dupré introdujo el término de mitomanía para referirse a los delirios confabulatorios severos a los que subdividió en tres variedades: la vanidosa, la maligna y la perversa.
En su obra, Sérieux y Capgras tomaron distancia respecto de las ideas de Magnan y postularon un nuevo tipo nosográfico: la psicosis crónica con base en interpretaciones delirantes o delirio de interpretación. Se trataba de una psicosis sistematizada crónica caracterizada por: la multiplicidad y la organización de interpretaciones delirantes; la ausencia o infrecuencia de alucinaciones, y su contingencia; la persistencia de lucidez y la actividad psíquica intacta; la evolución por extensión progresiva de las interpretaciones y, finalmente, la incurabilidad sin demencia terminal.
El libro de Sérieux y Capgras fue un hito en el desarrollo histórico de la psiquiatría y un sólido cimiento para las obras de sus colegas que les sucedieron. Baste mencionar la de Philippe Chaslin, que Berrios y Fuentenebro colocan muy por arriba de la de Jaspers; la de Gaëtan Gatian de Clérambault, la de Paul Guiraud, la de Henri Ey, y la de su coetáneo, amigo y contrincante, Jacques Lacan, que al decir de Collée, dio, en su tesis de 1932 sobre la psicosis paranoica, sus "cartas de nobleza" a la de Sérieux y Capgras, al utilizarla como elemento de referencia dominante y rindiéndole homenaje como la obra magistral sobre el tema.
Muchos colegas, arrobados por el peso y los alcances terapéuticos de la Biological Psychiatry contemporánea, consideran que las obras clásicas del pensamiento psiquiátrico se encuentran en proceso de momificación y que se trata de textos de difícil lectura o francamente "filosóficos", prescindibles o curiosos, y cifran su anhelo de cientificidad en escalas y manuales que se pretenden "ateóricos" y en el auxilio de elaboradas técnicas bioquímicas e imagenológicas. De manera paralela, el proceso de globalización y homogeneización que dirige la metrópoli imperial, ha hecho que muchos consideren, puerilmente, que anglofonía y cientificidad son sinónimos, y que el pensamiento francés tiene la misma vigencia que el de los hititas o el de los filisteos. Estos colegas ignoran que una de las capitostes de la psiquiatría norteamericana, la doctora Andreasen, ha tenido el valor de escribir:
"Algún día, en el siglo XXI, después de que hayan sido mapeados el genoma y el cerebro humanos, alguien tendrá necesidad de organizar un plan Marshall en sentido inverso en el que los europeos, que afortunadamente tienen una orgullosa tradición de investigación clínica y psicopatología descriptiva, puedan salvar a la ciencia norteamericana, diciéndonos lo que realmente es la esquizofrenia"...
Una reflexión sobre el delirio, como la que aquí se entablará, puede todavía brindar luces sobre un tema tan complejo, a partir de una transdisciplinariedad cada vez más necesaria en nuestro campo. Los grupos de reflexión como "Intersecciones Clínicas", del hospital Fray Bernardino Alvarez, desarrollan por medio de estos coloquios una labor fundamental, tanto más que su foro natural, los Congresos Mundiales de Psiquiatría, han sido secuestrados por las grandes transnacionales psicofarmacológicas, cuyos intereses no siempre son los de la psicopatología fina, la psicodinamia, la fenomenología, la historia.
Como miembro del Comité de diferentes revistas y sociedades psiquiátricas francesas, felicito a los organizadores del Coloquio y editores de la colección libros de artefacto por su iniciativa y les agradezco su esfuerzo y su constancia.
Notas
1 Texto escrito de la presentación oral efectuada en el coloquio: Las razones del delirio de interpretación, organizado por Intersecciones clínicas y la Escuela lacaniana de psicoanálisis, en el Hospital Psiquiátrico Fray Bernardino Álvarez, México, DF, el sábado 25 de mayo del 2002.
Revista de Psicoanálisis y Cultura
Número 15 - Julio 2002
1 Texto escrito de la presentación oral efectuada en el coloquio: Las razones del delirio de interpretación, organizado por Intersecciones clínicas y la Escuela lacaniana de psicoanálisis, en el Hospital Psiquiátrico Fray Bernardino Álvarez, México, DF, el sábado 25 de mayo del 2002.
Revista de Psicoanálisis y Cultura
Número 15 - Julio 2002
1 comentario:
Increible! estudio psicologia y estoy cursando una materia donde vemos la historia de la psiquiatria, es maravilloso leer a aquellos grandes autores. Me parece que la citada doctora lo resume de una forma clara y sencilla...me sumo a su pensamiento
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