Fuente:
Diccionario de psicoanálisis de las configuraciones vinculares
Definición
Negativo del Yo Ideal. Instancia constituida a partir de representaciones que remiten al cuerpodesmembrado, a la inermidad y/o a la angustia catastrófica de desmoronamiento de las primerasetapas de vida, amenazantes para la cohesión del Yo, que son dejadas de lado, reprimidas,renegadas o forcluidas, para establecer el Yo Ideal. Su presencia converge con vacilaciones dela negatividad radical que recae sobre el único real: la muerte. Se instala así la conciencia de finitud. Esta posición subjetiva depende de un tiempo lógico, no cronológico.
Origen e historia del término
Este concepto tuvo como fuentes bibliográficas: El estadio del espejo de Jacques Lacan; losdesarrollos de Hugo Bleichmar en La depresión: un estudio psicoanalítico; los trabajoscompilados en la obra Lo Negativo de A. Missenard y otros, y las ideas vertidas por JacquesMessy en su libro La personne agée n'existe pas.El término Yo Horror fue presentado por primera vez en el año 1992, en un trabajo escrito por D.Singer y O. Beliveau, titulado "Tiempo de Vivir".En este ensayo, plantean fenómenos de orden inter, intra y transubjetivos, que determinan alhombre desde su origen.En un ítem que denominaron Tiempo de la Imagen, explicaban una fantasmática inconscientepropia del momento donde se percibían los primeros signos de envejecimiento.Decían: "La realidad devuelta por el espejo ubica al sujeto en un punto de no retorno. A partir deallí acechará con ansiedad cualquier cambio que modifique su aspecto corporal y altere laimagen que de sí mismo tiene. Podríamos decir que el envejecimiento se anuncia en términos deestética. El culto al cuerpo y a la belleza, hoy, en nuestra cultura occidental, constituyen unmandato, una exigencia a la que hay que responder so pena de ser marginado. Y para ellocontamos con todos los recursos de la tecnología médica. Si nos sometemos a la cirugíaplástica, si disciplinadamente logramos mantener una dieta balanceada, si con rigor militarrealizamos la actividad física indicada, el espejismo de la eterna-juventud se hará realidad.Pero el cuerpo no sabe de mandatos sociales y lentamente, a pesar del maquillaje y a despechode la tecno-cosmetología, su aspecto exterior se modifica. Ese cuerpo, marcado por las canas,arrugas y calvicie, se convierte en una realidad insoslayable. Lugar de sufrimiento que enfrentaal sujeto con el paso del tiempo.Se asiste impotente al cambio de la imagen aunque no se sientan aún los efectos delenvejecimiento. La ayuda de la presbicia no es suficiente para negarlo. El psiquismo se veráentonces ante la necesidad de poner en marcha tina serie de mecanismos elaborativos paraincluir este cuerpo extraño, que golpea rudamente los ideales narcisistas.Lacan, en numerosos trabajos sobre el estadio del espejo, señala con precisión de qué manera el niño, al identificarse con la gestalt del cuerpo del otro, conforma una imagen que unifica,anticipadamente, su cuerpo desmembrado. Así, a partir de la relación inmediata con el semejantese establece el Yo Ideal, núcleo constitutivo del Yo. Yo Ideal para quien se vuelve insoportable laafrenta de la edad.Hoy el espejo no devuelve la imagen esperada, en su lugar aparece otra que provoca una"inquietante extrañeza". Es una imagen que izo coincide con las impresiones que de sí se tieneny al mismo tiempo sobrecoge por la semejanza con la de un progenitor generalmente fallecido.El fugitivo registro de la incompletitud que emerge en una arruga o unas canas, genera unairritante tensión psíquica derivada de la confrontación entre Yo Ideal Y realidad corporal.Se inicia así el movimiento que, a la manera de un alud, arrastra en su caída todas las imágenesnarcisistas que fueron constituyendo el Yo. Porque, si bien es la fantasía de eterna juventud laque al ser cuestionada desencadena este proceso, quedan involucradas en él todas aquellas deomnipotencia, sabiduría y perfección. Caído el Yo Ideal aparece su negativo: el "Yo Horror", lugardonde cristalizan la castración, el despedazamiento y la aniquilación. Estas fantasíasinconscientes se filtran en el Yo ocasionando reacciones que oscilan entre lo desagradable queconsterna y lo horroroso que desespera. Podemos decir entonces que, en plena madurez, elenvejecimiento se anticipa en la imagen. El paso del tiempo ha generado desajustes en laidentidad que parece fugarse por el espejo.Probablemente haya sido esta experiencia la que llevó a Oscar Wilde a escribir su célebre"Retrato de Dorian Gray", poniendo el cuadro en el lugar del espejo para ilustrar el drama delenvejecimiento. "El drama no es envejecer sino permanecer joven", hace decir a uno de suspersonajes, marcando las incongruencias entre lo percibido y lo vivido. El personaje mantienetina perfección intemporal mientras el retrato envejece con los estigmas de sus actos. Sólo lamuerte lo libera del sortilegio y en ese instante muda su aspecto. Su rostro se surca de terriblesmarcas mientras el retrato recupera su belleza original.La mirada que tan duramente juzga la imagen ya avejentada izo sólo la dirige aquel joven de 25años que ya no es; la impone también el entorno. Esa mirada que, apoyada en los modelospropuestos por los mass-media, sólo valora el cuerpo esbelto y elástico, la potencia para losdeportes y la lozanía del rostro adolescente. Dura tarea la de sustraerse a la presión social,hacer caso omiso de la publicidad y permanecer indiferente a aquellos mensajes que indican queya se está quedando fuera de la circulación. Evidentemente esas representaciones sociales nocontribuyen en nada a elaborar la crisis de la edad media de la vida.Rabia e impotencia ante la injuria narcisista, temor ante lo que el futuro depara, dolor ante lajuventud perdida. A esta ganta de sentimientos debemos sumar circunstancias vitalesparticularmente complejas: padres viejos que requieren cuidados, hijos adolescentes que aúnreclaman atención, necesidad de prever el futuro económico, cercan los últimos años de vida productiva. Ante este panorama pocas parecieran ser las posibilidades de evitar el colapso. Sinembargo, la observación cotidiana y el trabajo clínico indican lo contrario. Con mayor o menoréxito esta crisis se supera y, pasado un período depresivo de diferente intensidad en cada uno,el sujeto se moviliza en la búsqueda de nuevos espacios donde encontrar coincidencias yobtener placer,¿Cómo salir de la tensión generada entre el Yo y el Yo Ideal? La organización simbólica es lo queimpide quedar atrapado en esa trampa óptica inconsciente ya que es este orden el que mediatizala especularidad originada en la relación dual imaginaria con el semejante.El Ideal del Yo instaurado a partir de su introyección, limita los efectos aniquilantes de ladesilusión narcisista. Esta instancia simbólica que propuso y desplazó metas a lo largo de lavida, capacitará al Yo para resistir los embates del tiempo, de la imagen y también de losmandatos sociales. Además el sujeto no ha perdido su lugar en el mundo; las satisfaccionesdesiderativas que experimenta, las actividades que realiza y el reconocimiento de los otros,impiden que el "Yo Horror" se imponga sumiéndolo en la desesperación. Freud en suAutobiografía dice:"... yo tenía entonces 53 años, la corta estadía en el nuevo mundo hizo ciertamente bien alsentimiento de mi propio valor. Allá me vi recibido por los mejores como un igual".Por la mediación simbólica y los apuntalamientos narcisistas, el deseo sigue su curso y el sujetoestá nuevamente capacitado para cumplir con el compromiso humano pactado con Eros, elcompromiso de vivir.Si por el contrario hubo falencias en la estructuración del aparato psíquico y por ende del Idealdel Yo, el individuo sucumbe ante la herida narcisista. El desplazamiento del Ideal del Yo por elhorror desata una violencia indominable que revierte el Yo de distintas maneras. Señalaremosdos respuestas posibles, una de matices grotescos y la otra trágicos. Incluimos en la primera aaquellas personas que parecen una caricatura del joven que fueron. Intentan detener el tiempoinmovilizando rasgos que sienten como baluartes de juventud. Y entre las segundas, el estallidocardíaco de un hombre desgarrado por la tensión o el accidente automovilístico que hace realaquel despedazamiento del cuerpo del infans. Otra alternativa no menos radical la ofrece elsuicidio. Cartas y discursos póstumos no dejan dudas en ese sentido.Al matarse, Ernest Hemingway mató al "Yo Horror" que lo torturaba. No toleró los avatares a quelo sometió el paso del tiempo."Qué es lo que crees que ocurre a un hombre -decía Hemingway cuando se da cuenta quenunca podrá escribir los libros y cuentos que se proponía escribir? No hacer en la buena época?... Si no puedo existir en mi propio estilo, entonces la existencia es imposible para mí,¿comprendes? Así es como he vivido y así es como debo vivir -o morir ".
Desarrollo desde la perspectiva vincular
En trabajos posteriores D. Singer fue ampliando el significado del término. Observó que la tensiónentre Yo Ideal y su negativo, el Yo Horror, va a marcar las vicisitudes de los reposicionamientossubjetivos que acompañan todo el decurso temporal. Esta tensión se pone en juego en losmomentos en que los apoyos en la subjetividad y en la cultura se resquebrajan, desdibujando ellugar a ser ocupado dentro de un conjunto al que se siente pertenecer. Al desaparecer lainterpelación deseante de los otros, el contrato narcisista vacila y emerge aquello que fuenegativizado para hacer posible la constitución del sí mismo insertado en su conjunto. Se rompeel pacto de negación y emerge la fantasía de muerte corporizada en el Yo Horror, que hastaentonces parecía radicalmente excluida del campo del posible saber.La cultura intentó siempre tramitar las situaciones extremas a las que se ve sometida laexistencia humana. Los grandes literatos ayudan con su narrativa a simbolizarlas. Algunas desus obras, ya clásicos, testimonian la relación entre el sentirse deseado, la imagen, el espejo ysu relación con la muerte.Cuando a la madrastra de Blanca Nieves el espejo le desmiente su belleza, poniendo en su lugarla de la niña, surge la violencia contra ella y decide hacerla desaparecer.Dorian Gray es un producto del dandysmo, época paradigmática de una subjetividad centrada enla estética. Dorian no sentía piedad ni compasión, y el retrato se marcaba con la crueldad de susactos, desoyendo las leyes del conjunto al que pertenecía. Sin embargo, la tradición popularsostiene que sus marcas eran las del envejecimiento. El cuadro ocupa en la novela el lugar delespejo.La fantasía literaria desarrollada por B. Stocker que captura de leyendas populares la figura delconde Drácula, puede aportamos otro ejemplo interesante. El vampiro no refleja en el espejo. Apartir de su condición vive un estatuto particular de inmortalidad. Es un muerto viviente. Duermeen un ataúd y se levanta para absorber a través de la sangre, la vida de sus víctimas. El espejono lo refleja porque no muere?J. Cocteau en Orfeo y Eurídice, afirma: "Yo les revelo el secreto de los secretos; los espejosson las puertas por las cuales la muerte va y viene; no se lo digan a nadie. Sin embargo,mírense toda vuestra vida en ¿in espejo y verán la muerte trabajar como las abejas dentro deuna colmena de vidrio". Sería redundante recordar también aquí el triste fin de Narciso en el espejo de las aguas del lago.¿Será que el espejo guarda en sí aquel cuerpo desmembrado, aquella angustia de no ser quealgún día reflejó? La mirada de la madre y su imagen en el espejo permitió que en un momento elsujeto encuentre allí su propia imagen unificada, su cuerpo integrado, que sabrá distinto de losotros, aunque construido sobre su mismo modelo.La mirada es siempre mirada social. La mirada del otro nos constituye y no deja de sostenemos ysignificamos, independientemente del momento cronológico que atravesemos.Cuando cae la mirada aprobatoria, la nuestra, el fracaso de la fantasía de inmortalidad se poneen marcha. El sujeto se siente fuera de lugar en el campo del deseo. Al caer el Yo Ideal, ganaterreno el Horror de¡ Yo."... En este nuevo lugar, la muerte está doblemente presente. La reactivación de la tragediaedípica en doble versión con dos lugares simultáneos, es puesta en marcha por la necesidadde hacer el duelo por la existencia de ni¡ buen padre eterno que nos permita sostenernostambién en el lugar de niño eterno. Ahora ese duelo se torna inminente. Anuncia la llegada delenvejecimiento propio. La infancia y sus delicias parecen perdidas definitivamente..."... Esa escasez de lugar nos lleva a plantear entonces un trabajo que es la inversa delrealizado en el complejo de Edipo... La antigua interdicción y la imposición de la ley querompían un apego tenaz al objeto, viene esta vez de lo naturo-cultural que hace a la condiciónhumana. Es una ley que lo sume en la angustia de desamparo por la ausencia de aquellospadres inexorablemente perdidos en lo imaginario y en la realidad exterior, donde tambiénpueden haber desaparecido los sustitutos: vínculos con la calidad de objetos únicos como eltrabajo y la mujer amada. Esta vez no puede odiar al prohibidor, fantasear matarlo, pero sípuede despreciar al hoy que se le escapa y que en el fondo desea. Un hoy significado en lapresencia de los otros y en su relación con ellos. Conoce la presencia del objeto, sunecesidad de él, pero lo inculpa de sus limitaciones. Comparo así el deseo por el objeto y laintedicción que conlleva siempre la amenaza de castración... " (Singer, D. 1998).La cuestión que se plantea se centra en saber si la castración simbólica que ha jugado a lo largode la vida con dificultades pero también con logros, tanto en el nivel narcisista como en eledípico, puede nuevemente permitir inscribir aquella omnipotencia (fuente de ilusión) que sejuega en la relación entre el Yo Ideal y el Ideal del Yo, negativizando el Horror del Yo. La relacióncon los Ideales del Yo que fueron generados y están sostenidos por el conjunto, tiene un papelprotagónico para regular la autoestima que nunca deviene totalmente independiente de laintersubjetividad. De esta manera se decide si a la vida nos une el amor o sólo el espanto.
Problemáticas conexas
Los mecanismos de defensa propios de las perversiones y psicosis, correspondientes a lasegunda tópica de la teoría de S. Freud, constituyen un campo de contenidos psíquicos cuyodestino da lugar a la comprensión de los trastornos narcisistas y es por allí donde debería seguiruna interrogación sobre los poderes del horror y sus efectos en la intersubjetividad, comoorganizador de los pactos de negación.Al ser la grupalidad un lugar donde se formula y reformula el Ideal, la exploración de los efectosde esta actividad en las vicisitudes vinculares, es un campo interesante.Este concepto se está utilizando para entender fenómenos del terrorismo de Estado, de lostrastornos de la alimentación y del suicidio. Estos desarrollos seguramente abrirán nuevasperspectivas.
Diccionario de psicoanálisis de las configuraciones vinculares
Definición
Negativo del Yo Ideal. Instancia constituida a partir de representaciones que remiten al cuerpodesmembrado, a la inermidad y/o a la angustia catastrófica de desmoronamiento de las primerasetapas de vida, amenazantes para la cohesión del Yo, que son dejadas de lado, reprimidas,renegadas o forcluidas, para establecer el Yo Ideal. Su presencia converge con vacilaciones dela negatividad radical que recae sobre el único real: la muerte. Se instala así la conciencia de finitud. Esta posición subjetiva depende de un tiempo lógico, no cronológico.
Origen e historia del término
Este concepto tuvo como fuentes bibliográficas: El estadio del espejo de Jacques Lacan; losdesarrollos de Hugo Bleichmar en La depresión: un estudio psicoanalítico; los trabajoscompilados en la obra Lo Negativo de A. Missenard y otros, y las ideas vertidas por JacquesMessy en su libro La personne agée n'existe pas.El término Yo Horror fue presentado por primera vez en el año 1992, en un trabajo escrito por D.Singer y O. Beliveau, titulado "Tiempo de Vivir".En este ensayo, plantean fenómenos de orden inter, intra y transubjetivos, que determinan alhombre desde su origen.En un ítem que denominaron Tiempo de la Imagen, explicaban una fantasmática inconscientepropia del momento donde se percibían los primeros signos de envejecimiento.Decían: "La realidad devuelta por el espejo ubica al sujeto en un punto de no retorno. A partir deallí acechará con ansiedad cualquier cambio que modifique su aspecto corporal y altere laimagen que de sí mismo tiene. Podríamos decir que el envejecimiento se anuncia en términos deestética. El culto al cuerpo y a la belleza, hoy, en nuestra cultura occidental, constituyen unmandato, una exigencia a la que hay que responder so pena de ser marginado. Y para ellocontamos con todos los recursos de la tecnología médica. Si nos sometemos a la cirugíaplástica, si disciplinadamente logramos mantener una dieta balanceada, si con rigor militarrealizamos la actividad física indicada, el espejismo de la eterna-juventud se hará realidad.Pero el cuerpo no sabe de mandatos sociales y lentamente, a pesar del maquillaje y a despechode la tecno-cosmetología, su aspecto exterior se modifica. Ese cuerpo, marcado por las canas,arrugas y calvicie, se convierte en una realidad insoslayable. Lugar de sufrimiento que enfrentaal sujeto con el paso del tiempo.Se asiste impotente al cambio de la imagen aunque no se sientan aún los efectos delenvejecimiento. La ayuda de la presbicia no es suficiente para negarlo. El psiquismo se veráentonces ante la necesidad de poner en marcha tina serie de mecanismos elaborativos paraincluir este cuerpo extraño, que golpea rudamente los ideales narcisistas.Lacan, en numerosos trabajos sobre el estadio del espejo, señala con precisión de qué manera el niño, al identificarse con la gestalt del cuerpo del otro, conforma una imagen que unifica,anticipadamente, su cuerpo desmembrado. Así, a partir de la relación inmediata con el semejantese establece el Yo Ideal, núcleo constitutivo del Yo. Yo Ideal para quien se vuelve insoportable laafrenta de la edad.Hoy el espejo no devuelve la imagen esperada, en su lugar aparece otra que provoca una"inquietante extrañeza". Es una imagen que izo coincide con las impresiones que de sí se tieneny al mismo tiempo sobrecoge por la semejanza con la de un progenitor generalmente fallecido.El fugitivo registro de la incompletitud que emerge en una arruga o unas canas, genera unairritante tensión psíquica derivada de la confrontación entre Yo Ideal Y realidad corporal.Se inicia así el movimiento que, a la manera de un alud, arrastra en su caída todas las imágenesnarcisistas que fueron constituyendo el Yo. Porque, si bien es la fantasía de eterna juventud laque al ser cuestionada desencadena este proceso, quedan involucradas en él todas aquellas deomnipotencia, sabiduría y perfección. Caído el Yo Ideal aparece su negativo: el "Yo Horror", lugardonde cristalizan la castración, el despedazamiento y la aniquilación. Estas fantasíasinconscientes se filtran en el Yo ocasionando reacciones que oscilan entre lo desagradable queconsterna y lo horroroso que desespera. Podemos decir entonces que, en plena madurez, elenvejecimiento se anticipa en la imagen. El paso del tiempo ha generado desajustes en laidentidad que parece fugarse por el espejo.Probablemente haya sido esta experiencia la que llevó a Oscar Wilde a escribir su célebre"Retrato de Dorian Gray", poniendo el cuadro en el lugar del espejo para ilustrar el drama delenvejecimiento. "El drama no es envejecer sino permanecer joven", hace decir a uno de suspersonajes, marcando las incongruencias entre lo percibido y lo vivido. El personaje mantienetina perfección intemporal mientras el retrato envejece con los estigmas de sus actos. Sólo lamuerte lo libera del sortilegio y en ese instante muda su aspecto. Su rostro se surca de terriblesmarcas mientras el retrato recupera su belleza original.La mirada que tan duramente juzga la imagen ya avejentada izo sólo la dirige aquel joven de 25años que ya no es; la impone también el entorno. Esa mirada que, apoyada en los modelospropuestos por los mass-media, sólo valora el cuerpo esbelto y elástico, la potencia para losdeportes y la lozanía del rostro adolescente. Dura tarea la de sustraerse a la presión social,hacer caso omiso de la publicidad y permanecer indiferente a aquellos mensajes que indican queya se está quedando fuera de la circulación. Evidentemente esas representaciones sociales nocontribuyen en nada a elaborar la crisis de la edad media de la vida.Rabia e impotencia ante la injuria narcisista, temor ante lo que el futuro depara, dolor ante lajuventud perdida. A esta ganta de sentimientos debemos sumar circunstancias vitalesparticularmente complejas: padres viejos que requieren cuidados, hijos adolescentes que aúnreclaman atención, necesidad de prever el futuro económico, cercan los últimos años de vida productiva. Ante este panorama pocas parecieran ser las posibilidades de evitar el colapso. Sinembargo, la observación cotidiana y el trabajo clínico indican lo contrario. Con mayor o menoréxito esta crisis se supera y, pasado un período depresivo de diferente intensidad en cada uno,el sujeto se moviliza en la búsqueda de nuevos espacios donde encontrar coincidencias yobtener placer,¿Cómo salir de la tensión generada entre el Yo y el Yo Ideal? La organización simbólica es lo queimpide quedar atrapado en esa trampa óptica inconsciente ya que es este orden el que mediatizala especularidad originada en la relación dual imaginaria con el semejante.El Ideal del Yo instaurado a partir de su introyección, limita los efectos aniquilantes de ladesilusión narcisista. Esta instancia simbólica que propuso y desplazó metas a lo largo de lavida, capacitará al Yo para resistir los embates del tiempo, de la imagen y también de losmandatos sociales. Además el sujeto no ha perdido su lugar en el mundo; las satisfaccionesdesiderativas que experimenta, las actividades que realiza y el reconocimiento de los otros,impiden que el "Yo Horror" se imponga sumiéndolo en la desesperación. Freud en suAutobiografía dice:"... yo tenía entonces 53 años, la corta estadía en el nuevo mundo hizo ciertamente bien alsentimiento de mi propio valor. Allá me vi recibido por los mejores como un igual".Por la mediación simbólica y los apuntalamientos narcisistas, el deseo sigue su curso y el sujetoestá nuevamente capacitado para cumplir con el compromiso humano pactado con Eros, elcompromiso de vivir.Si por el contrario hubo falencias en la estructuración del aparato psíquico y por ende del Idealdel Yo, el individuo sucumbe ante la herida narcisista. El desplazamiento del Ideal del Yo por elhorror desata una violencia indominable que revierte el Yo de distintas maneras. Señalaremosdos respuestas posibles, una de matices grotescos y la otra trágicos. Incluimos en la primera aaquellas personas que parecen una caricatura del joven que fueron. Intentan detener el tiempoinmovilizando rasgos que sienten como baluartes de juventud. Y entre las segundas, el estallidocardíaco de un hombre desgarrado por la tensión o el accidente automovilístico que hace realaquel despedazamiento del cuerpo del infans. Otra alternativa no menos radical la ofrece elsuicidio. Cartas y discursos póstumos no dejan dudas en ese sentido.Al matarse, Ernest Hemingway mató al "Yo Horror" que lo torturaba. No toleró los avatares a quelo sometió el paso del tiempo."Qué es lo que crees que ocurre a un hombre -decía Hemingway cuando se da cuenta quenunca podrá escribir los libros y cuentos que se proponía escribir? No hacer en la buena época?... Si no puedo existir en mi propio estilo, entonces la existencia es imposible para mí,¿comprendes? Así es como he vivido y así es como debo vivir -o morir ".
Desarrollo desde la perspectiva vincular
En trabajos posteriores D. Singer fue ampliando el significado del término. Observó que la tensiónentre Yo Ideal y su negativo, el Yo Horror, va a marcar las vicisitudes de los reposicionamientossubjetivos que acompañan todo el decurso temporal. Esta tensión se pone en juego en losmomentos en que los apoyos en la subjetividad y en la cultura se resquebrajan, desdibujando ellugar a ser ocupado dentro de un conjunto al que se siente pertenecer. Al desaparecer lainterpelación deseante de los otros, el contrato narcisista vacila y emerge aquello que fuenegativizado para hacer posible la constitución del sí mismo insertado en su conjunto. Se rompeel pacto de negación y emerge la fantasía de muerte corporizada en el Yo Horror, que hastaentonces parecía radicalmente excluida del campo del posible saber.La cultura intentó siempre tramitar las situaciones extremas a las que se ve sometida laexistencia humana. Los grandes literatos ayudan con su narrativa a simbolizarlas. Algunas desus obras, ya clásicos, testimonian la relación entre el sentirse deseado, la imagen, el espejo ysu relación con la muerte.Cuando a la madrastra de Blanca Nieves el espejo le desmiente su belleza, poniendo en su lugarla de la niña, surge la violencia contra ella y decide hacerla desaparecer.Dorian Gray es un producto del dandysmo, época paradigmática de una subjetividad centrada enla estética. Dorian no sentía piedad ni compasión, y el retrato se marcaba con la crueldad de susactos, desoyendo las leyes del conjunto al que pertenecía. Sin embargo, la tradición popularsostiene que sus marcas eran las del envejecimiento. El cuadro ocupa en la novela el lugar delespejo.La fantasía literaria desarrollada por B. Stocker que captura de leyendas populares la figura delconde Drácula, puede aportamos otro ejemplo interesante. El vampiro no refleja en el espejo. Apartir de su condición vive un estatuto particular de inmortalidad. Es un muerto viviente. Duermeen un ataúd y se levanta para absorber a través de la sangre, la vida de sus víctimas. El espejono lo refleja porque no muere?J. Cocteau en Orfeo y Eurídice, afirma: "Yo les revelo el secreto de los secretos; los espejosson las puertas por las cuales la muerte va y viene; no se lo digan a nadie. Sin embargo,mírense toda vuestra vida en ¿in espejo y verán la muerte trabajar como las abejas dentro deuna colmena de vidrio". Sería redundante recordar también aquí el triste fin de Narciso en el espejo de las aguas del lago.¿Será que el espejo guarda en sí aquel cuerpo desmembrado, aquella angustia de no ser quealgún día reflejó? La mirada de la madre y su imagen en el espejo permitió que en un momento elsujeto encuentre allí su propia imagen unificada, su cuerpo integrado, que sabrá distinto de losotros, aunque construido sobre su mismo modelo.La mirada es siempre mirada social. La mirada del otro nos constituye y no deja de sostenemos ysignificamos, independientemente del momento cronológico que atravesemos.Cuando cae la mirada aprobatoria, la nuestra, el fracaso de la fantasía de inmortalidad se poneen marcha. El sujeto se siente fuera de lugar en el campo del deseo. Al caer el Yo Ideal, ganaterreno el Horror de¡ Yo."... En este nuevo lugar, la muerte está doblemente presente. La reactivación de la tragediaedípica en doble versión con dos lugares simultáneos, es puesta en marcha por la necesidadde hacer el duelo por la existencia de ni¡ buen padre eterno que nos permita sostenernostambién en el lugar de niño eterno. Ahora ese duelo se torna inminente. Anuncia la llegada delenvejecimiento propio. La infancia y sus delicias parecen perdidas definitivamente..."... Esa escasez de lugar nos lleva a plantear entonces un trabajo que es la inversa delrealizado en el complejo de Edipo... La antigua interdicción y la imposición de la ley querompían un apego tenaz al objeto, viene esta vez de lo naturo-cultural que hace a la condiciónhumana. Es una ley que lo sume en la angustia de desamparo por la ausencia de aquellospadres inexorablemente perdidos en lo imaginario y en la realidad exterior, donde tambiénpueden haber desaparecido los sustitutos: vínculos con la calidad de objetos únicos como eltrabajo y la mujer amada. Esta vez no puede odiar al prohibidor, fantasear matarlo, pero sípuede despreciar al hoy que se le escapa y que en el fondo desea. Un hoy significado en lapresencia de los otros y en su relación con ellos. Conoce la presencia del objeto, sunecesidad de él, pero lo inculpa de sus limitaciones. Comparo así el deseo por el objeto y laintedicción que conlleva siempre la amenaza de castración... " (Singer, D. 1998).La cuestión que se plantea se centra en saber si la castración simbólica que ha jugado a lo largode la vida con dificultades pero también con logros, tanto en el nivel narcisista como en eledípico, puede nuevemente permitir inscribir aquella omnipotencia (fuente de ilusión) que sejuega en la relación entre el Yo Ideal y el Ideal del Yo, negativizando el Horror del Yo. La relacióncon los Ideales del Yo que fueron generados y están sostenidos por el conjunto, tiene un papelprotagónico para regular la autoestima que nunca deviene totalmente independiente de laintersubjetividad. De esta manera se decide si a la vida nos une el amor o sólo el espanto.
Problemáticas conexas
Los mecanismos de defensa propios de las perversiones y psicosis, correspondientes a lasegunda tópica de la teoría de S. Freud, constituyen un campo de contenidos psíquicos cuyodestino da lugar a la comprensión de los trastornos narcisistas y es por allí donde debería seguiruna interrogación sobre los poderes del horror y sus efectos en la intersubjetividad, comoorganizador de los pactos de negación.Al ser la grupalidad un lugar donde se formula y reformula el Ideal, la exploración de los efectosde esta actividad en las vicisitudes vinculares, es un campo interesante.Este concepto se está utilizando para entender fenómenos del terrorismo de Estado, de lostrastornos de la alimentación y del suicidio. Estos desarrollos seguramente abrirán nuevasperspectivas.
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