Freud Entre la Solución y la Disolución: El Sueño de la Inyección de Irma
Silvia Fendrik
Silvia Fendrik
Transcripción de la charla efectuada el 3 de julio de 1980 en "Textos Freudianos"
y publicada inicialmente en el 1° número de "Suplemento de las Notas" de la EFBA
y publicada inicialmente en el 1° número de "Suplemento de las Notas" de la EFBA
Les voy a hablar esta noche del sueño de la inyección de Irma.
En ese sueño Freud nos dice haber hallado una "solución" al enigma de los sueños, lo que le daría al sueño de la inyección de Irma un lugar privilegiado dentro de la Traumdeutung en tanto momento inaugural.
Antes de entrar directamente en el tema me gustaría comentar algunas de las circunstancias que me llevaron a interesarme por el sueño de la inyección de lrma y qué puedo situar en el origen de este trabajo.
El valor del sueño
Me encontraba en esa situación que todos conocemos en nuestra práctica de analistas donde se reabren interrogantes sobre lo que damos por ya sabido o resuelto. Quizás el seminario que dio Safouan sobre Sueños, unido a lo que nos dijo en la supervisión del material clínico que presentó Norberto Giarcovich, fueron el lugar de un impacto que hizo que se reabrieran ciertos interrogantes. Podría mencionar algunos: el valor que puede tomar un sueño en el análisis en relación a la transferencia, es decir, el lugar privilegiado del sueño desde siempre en la historia del psicoanálisis como acceso al deseo inconsciente, nos enfrenta de pronto a los sueños también como lugar privilegiado donde se juega la resistencia a la transferencia – lo que nos lleva entonces a la cuestión del sueño y el deseo del analista, o sea de lo que éste privilegia dentro del relato de un paciente –.
También la cuestión del sueño y la transmisión, en los dos momentos diferentes que matrcó, al menos para mí, el discurso de Safouan: luego de la lectura del seminario donde realiza un exhaustivo análisis del trabajo del sueño, nos dice algo acerca del lugar del analista al poder escuchar la cuestión de la transferencia allí donde todos lo esperábamos como intérprete de sueños. Está también la cuestión de la interpretación a partir de la homofonía o del equívoco, como riesgo del deslizamiento hacia una nueva hermenéutica, donde resolvemos en forma anticipada las dificultades intrínsecas a la escucha del interjuego metafórico-metonímico del significante y perdemos así por momentos la noción de sobredeterminación, que nos recuerda que son varias series de ideas latentes las que se hallan múltiplemente representadas en un elemento del sueño.
Bueno, este espíritu de encontrar soluciones a estos interrogantes, me orientó en la lectura que hace Lacan del sueño de la inyección de Irma, sueño que en tanto solución inaugural, llamaría al deseo de solución de cada analista situado en la transferencia con Freud, pues es notable el hecho de que cada analista propone una solución distinta a este sueño en relación a su enseñanza, es decir, a la transmisión del psicoanálisis. Estas son algunas de las circunstancias que hacen al origen de este trabajo.
Para hablarnos del método de la interpretación onírica, Freud elige el sueño de Irma. En una carta a Fliess, fechada en junio del año 900, Freud imagina, a propósito de una estadía en Bellevue, una placa de mármol con la siguiente inscripción: "Aquí, el 24-7-1895 se le reveló al Doctor Sigmund Freud el enigma de los sueños". O bien: "En esta casa el 24-7-1895, el misterio del sueño se reveló a sí mismo ante el Doctor S. Freud... ", en la traducción que hace Erikson de la inscripción en la placa de mármol.
La fecha citada es la del sueño de Irma, y en la medida que en la Traumdeutung está fechado el sueño de Irma, podemos saber que ése es el sueño de que se trata.
Toda referencia al sueño está ausente de la correspondencia de la época, e incluso toda referencia a Irma, lo que no deja de llamarnos la atención, si tenemos en cuenta que Irma había sido enviada a Fliess por Freud en consulta, lo cual nos permite suponer que Irma les habría dado a ambos de qué hablar.
Tenemos, en cambio, que en la carta 28 escrita desde Bellevue aproximadamente en le época del sueño, Freud le escribe a Fliess que un sueño que tuvo le suministró la más "cómica" de las confirmaciones para la concepción de que la realización del deseo es el móvil del sueño, pero no se trata del sueño de Irma, sino de otro sueño del que Freud, por otra parte, sólo nos da unos pocos datos. Podríamos decir entonces que Freud revelará la solución al enigma de los sueños, dándole el lugar de sueño inauguralmente descifrado y utilizándolo en distintos lugares de la Traumdeutung, especialmente cuando nos habla de condensación.
El sueño de la inyección de Irma
Lacan dedica dos clases de su seminario "El Yo en la teoría de Freud y en La Técnica del Psicoanálisis", a comentar el sueño de Irma. Al plantear como un enigma el carácter que Freud le diera al sueño de la inyección de Irma de sueño inaugural, nos introduce Lacan en el siguiente interrogante: ¿por qué Freud le daría tanta importancia a este sueño?
Voy a leer el texto del sueño y su información preliminar:
Información preliminar: "A principios del verano de 1895 sometí al tratamiento psicoanalítico a una señora joven, a la que tanto yo como los míos profesábamos una cariñosa amistad. La mezcla de esta relación amistosa con la profesional constituye siempre paro el médico – y mucho más para el psicoterapeuta – un inagotable terreno de inquietudes. Su interés personal aumenta y, en cambio, disminuye su autoridad. Un fracaso puede enfriar la antigua amistad que le une a los familiares del enfermo.
En este caso terminó la cura con un éxito parcial: la paciente quedó libre de su angustia histérica, pero no de todos sus síntomas somáticos. No me hallaba yo por aquél entonces completamente seguro del criterio que debía seguirse para dar un fin definitivo al tratamiento de una histeria, y propuse a la paciente una solución que le pareció inaceptable. Llegaba la época del veraneo, hubimos de interrumpir el tratamiento en tal desacuerdo. Así las cosas, recibí la visita de un joven colega y buen amigo m/o que había visto a Irma – mi paciente – y a su familia en su residencia veraniega.
Al preguntarle yo cómo había encontrado a la enferma me respondió: "Está mejor, pero no del todo". Sé que estas palabras de mi amigo Otto, o quizás el tono en que fueron pronunciadas me irritaron. Creí ver en ellas el reproche de haber prometido demasiado a la paciente, y atribuí – con razón o sin ella – la supuesta actitud de Otto en contra mía a la influencia de los familiares de la enferma, de los que sospechaba no ver con buenos ojos el tratamiento. De todos modos, la penosa sensación que las palabras de Otto despertaron en mí no se me hizo muy clara ni precisa, y me abstuve de exteriorizarlo.
Aquella misma tarde redacté por escrito el historial clínico de Irma con el propósito de enviarlo – como para justificarme – al doctor M., entonces la personalidad que solía dar el tono en nuestro círculo. En la noche inmediata, más bien a la mañana, tuve el siguiente sueño, que senté por escrito al despertar y que es el primero que sometía una minuciosa interpretación.
Sueño del 23-24 de julio de 1895: En un amplio hall. Muchos invitados, a los que recibimos. Entre ellos, Irma, a la que me acerco enseguida para contestar, sin pérdida de momento, a su carta y reprocharle no haber aceptado aún la "solución". Le digo: "Si todavía tienes dolores es exclusivamente por tu culpa". Ella me responde: "¡Si supieras qué dolores siento ahora en la garganta, el vientre y el estómago!... ¡Siento una opresión!... " Asustado, la contemplo atentamente. Está pálida y abotagada.
Pienso que quizá me haya pasado inadvertido algo orgánico. La conduzco junto a la ventana y me dispongo a reconocerle la garganta. Al principio se resiste un poco, como acostumbran hacerlo en estos casos las mujeres que llevan dentadura postiza. Pienso que no la necesita. Por fin, abre bien la boca, y veo a la derecha una gran mancha blanco, y en otras partes, singulares escaras grisáceas, cuya forma recuerda los cornetes de la nariz. Apresuradamente llamo al doctor M., que repite y confirma el reconocimiento.
El doctor M. presenta un aspecto muy diferente al acostumbrado: está pálido, cojea y se ha afeitado la barba... Mi amigo Otto se halla ahora a su lado, y mi amigo Leopoldo percute a Irma por encima de la blusa y dice; "Tiene una zona de macidez abajo, a la izquierda, y una parte de la piel, infiltrada, en el hombro izquierdo" (cosa que yo siento como él, a pesar del vestido). M. dice: "No cabe duda, es una infección. Pero no hay cuidado, sobrevendrá una disentería y se eliminará el veneno... " Sabemos también inmediatamente de qué procede la infección.
Nuestro amigo Otto ha puesto recientemente a Irma, una vez que se sintió mal, una inyección con un preparado a base de propil, propilena..., ácido propiónico..., trimetilamina (cuya fórmula veo impresa en gruesos caracteres). No se ponen inyecciones de este género tan ligeramente... Probablemente estaría además sucia la jeringuilla ".
La pregunta que hace Lacan es, entonces, por qué Freud le dio tanta importancia al sueño de la inyección de Irma. Sabemos que a través de este sueño, Freud arriba a la famosa formulación del sueño como la realización de un deseo, de un anhelo, pero nos encontramos con una paradoja, puesto que Freud llega a través del análisis del sueño, al deseo de desculpabilizarse en el fracaso del tratamiento de Irma, y éste sería un deseo que no podemos sino calificar de preconsciente o aún consciente, puesto que formaba parte de la preocupación de Freud de la víspera. Es decir, parecería contentarse entonces con una noción muy general de deseo, sin preguntarse por su origen inconsciente o consciente.
El análisis que Freud hace del sueño, siguiendo las asociaciones de cada fragmento, lo conducen a las siguientes conclusiones: El sentido del sueño de la inyección de Irma, sería el de desresponsabilizarse por lo que le ocurre a Irma, vengándose de Otto, de Irma, de M., de todos aquellos que podrían reprocharle algo en el plano de su conciencia profesional, podríamos decir de todos aquellos que podrían reprocharle su ser "inconsciente"; este sueño tendría así el valor de una defensa, de un alegato frente a los que podrían acusarlo.
En conexión con esto señala Freud que una serie de temas, enfermedades, pacientes, la cocaína, las preocupaciones sobre la salud tanto propia como ajena, podrían agruparse en un sólo círculo de ideas sobre la salud y la conciencia profesional, sobre no ser lo suficientemente "concienzudo" en el cumplimiento de lo que promete, es decir la curación de las neurosis. Pero además de esto que hace al sentido del sueño, Freud agrega que el sueño de la inyección de Irma le ha aportado la solución que buscaba al enigma de los sueños, llamando a esto "un nuevo conocimiento" y este nuevo conocimiento, concluye Freud, es que el sueño una vez llevada a cabo la interpretación, revela a éste como una realización de deseos. Dice Lacan entonces que la importancia que Freud le otorga al sueño de la inyección de Irma es tanto más significativo cuanto que ella nos puede resultar paradojal, pero que si Freud tiene la convicción de haber realizado allí su descubrimiento inaugural, es que efectivamente ha dado ese paso.
Re-análisis de Lacan
Vamos a comentar entonces el re-análisis, como él mismo lo denomina, que hace Lacan del sueño de la inyección de lrma con la siguiente de-limitación: no se trata de continuar allí donde Freud se interrumpe y de rehacer el análisis del sueño mejor del análisis que hiciera el mismo Freud; se trata de tomar el conjunto del sueño y de su interpretación, posición que entonces nos coloca en un lugar diferente y nos posibilita otra lectura.
Podríamos así decir que el sueño de Irma no es solamente el primer sueño sometido a un análisis exhaustivo de Freud, sino que en él Freud se dirige a nosotros, es decir que este sueño fue soñado para ser analizado y efectivamente, como veíamos antes, el destino del sueño de la inyección de Irma parece ser el de haber sido retomado muchas veces en la enseñanza del psicoanálisis, es decir, es un sueño que parece jugar un lugar privilegiado en la transmisión. Tomar en cuenta la dimensión de diálogo que Freud establece en cl sueño de la inyección de arma con lo que podríamos llamar las futuras generaciones de analistas, podría decirse que es una dimensión que no podemos descuidar en su análisis.
Situándonos nuevamente, en el interrogante que Lacan inaugura en el reanálisis del sueño de la inyección de Irma: ¿Por qué Freud le dio tanta importancia a este sueño como el que le revelara que el sueño es siempre la realización de un deseo, si el deseo que aquí se revela, el de ser absuelto de culpa en el asunto arma, es un deseo preconsciente?
Lacan distingue dos partes en el sueño de la inyección de lrma, una primera parte, donde se desarrolla el diálogo de Freud con lrma, duplicaría aproximadamente las condiciones imaginarias por las que Freud atravesaba en ese momento, su Yo en el sueño estando al nivel de su yo en la vigilia. Le reprocha a Irma como sin duda le reprocharía a muchos otros, el no aceptar la solución propuesta, es decir el psicoanálisis.
Ampliemos un poco más el espectro de las preocupaciones dc Freud en la época del sueño. En el terreno del descubrimiento que está llevando a cabo, como lo testimonia la correspondencia con Fliess, Freud se siente a punto de franquear, de transgredir los límites del conocimiento de su época, de revelar algo "escondido" y vive la atmósfera angustiante de sentir que está a punto de realizar un descubrimiento peligroso.
Empieza a sentir la angustia del aislamiento y de la resistencia de sus semejantes, lo que también le da la pauta de la magnitud del descubrimiento – comenta Freud en una carta a Fliess – "lo tratan como si estuviera a punto de revelar una verdad diabólica".
Susceptible pues Freud, a los menores signos de reproche, algo de ese orden le ha parecido detectar en el tono con el que Otto le informó sobre el estado de Irma.
Las dudas de Freud
Por otra parte Freud estaría preocupado por los problemas de la edad – se encuentra próximo a los 40 años –, en ese sentido podemos pensar la placa de mármol como anticipando la muerte al mismo tiempo que lo gloria – su mujer está embarazada de su sexto hijo, comienza a tener algunos problemas de salud, debe encontrar una "solución" que le garantice un firme reconocimiento para continuar la trayectoria que se ha propuesto. Esta es pues aproximadamente la situación por la que Freud atraviesa en el momento del sueño.
Tenemos entonces que en la primera parte de éste, Freud empieza a inquietarse por los dolores que aquejan a Irma y se pregunta si después de todo no se le habrá escapado alguna afección orgánica. Las asociaciones giran en torno a la resistencia que Irma opone a su "solución", y esto lo lleva a que no es Irma la única que se resiste.
Aparecen condensadas en Irma su mujer y otra paciente que sería más inteligente que Irma, más dispuesta a aceptar su "solución", que presu-miblemente también sufre de histeria, pero que aún no ha demandado su ayuda. Señala Lacan que es en un abanico que va desde el interés profesional más puramente orientado hasta todas las formas de despliegue imaginario que se presenta la mujer y que se sitúa la relación de Freud con Irma.
La escena con Irma lleva a Freud muy lejos. Cuando logra que abra la boca se encuentra con un espectáculo terrorífico, todo se mezcla y se asocia en esa imagen del fondo de la garganta de Irma, de la boca al órgano sexual femenino, pasando por la nariz, en una visión angustiosa de lo más profundo del misterio, de lo informe por excelencia. Visión de angustia, revelación última dice Lacan, del "tú eres esto que es lo más alejado de ti, esto que es lo más informe".
Es esta visión angustiosa a la que Freud arriba propulsado por su deseo de ver, de saber, de penetrar el misterio del deseo, encarnado aquí en el misterio del cuerpo femenino.
Se remite Lacan a un comentario de Erikson de que normalmente en este punto, un sueño deber(a provocar el despertar, para discutir con él el concepto de regresión del Yo.
En efecto, Erikson atribuye la continuidad del sueño a la fortaleza del Yo de Freud, a su deseo de seguir adelante, y para lograrlo, conserva su posición de investigador independiente merced a una regresión del yo a una fase anterior. Erikson dice lo siguiente: En el momento en que aparece la visión angustiosa del fondo de la garganta de Irma, Freud abandona su posición de investigador independiente apelando en su ayuda a sus semejantes.
Se produce entonces una difusión de los papeles – la pregunta tal como la formula Erikson – que no puede dejar de evocar en nosotros el siglo XX de "Cambalache", puesto que dice: "¿Es él médico o paciente, guía o secuaz, benefactor o reo, vidente o chapucero?" Pierde así Freud su derecho a la vigorosa iniciativa masculina, la del investigador independiente y culpablemente se rinde a la solución invertida del conflicto edípi-co, convirtiéndose por un momento fugaz, inclusive, en el objeto femenino para la inspección y percusión de los hombres superiores. Niega entonces su sentimiento de terca autonomía dejando que la duda lo haga retroceder a la primera seguridad infantil, la confianza pueril; si bien el mismo Freud encontrar(a luego sospechosa esta confianza, pues detrás de ella se ocultaría el deseo de venganza de aquéllos que dudaron de él como profesional.
El yo retrocede entonces estratégicamente a fuentes de seguridad de las que dispuso siendo niño, permitiendo al mismo tiempo una venganza. Esta es la interpretación que da Erikson de la continuación del sueño a pesar de la visión angustiosa del fondo de la garganta.
Lacan se pregunta si se trata verdaderamente de una regresión del Yo lo que impide despertar, y nos hace notar que a partir de ese momento Freud desaparece de la escena; llama en su auxilio a M., a Otto y a Leopold y ese trío establece a partir de ahí un diálogo de sordos en torno a Irma.
Las asociaciones llevan a Freud en este punto a comenzar a deshacerse de su responsabilidad en el asunto Irma.
Señala Lacan que todos estos personajes, muy significativos en tanto personajes de identificación del Yo, juegan un papel central en esta segunda parte del sueño, tirándose la pelota a propósito de las preguntas fundamentales que acosan a Freud: ¿cuál es el sentido de la neurosis? ¿dónde está la verdad? ¿estará en lo cierto o estará equivocado?
El Yo de Freud se desvanece, queda abolido detrás del consenso de los que saben.
Lacan toma entonces el sueño de Irma para cuestionar el lugar del Yo en la perspectiva que tomó el análisis – ahí tenemos que ubicar su discusión con Erikson – y descifra este sueño con ayuda de las categorías de lo real, lo imaginario y lo simbólico.
Inicialmente vemos la dimensión imaginaria de resistencia en que transcurre el diálogo de Freud con Irma, que conduce en las asociaciones al trío femenino, donde también se hace presente la cuestión de la muerte, la enfermedad de la hija, la muerte de una enferma llamada Matilde.
El encuentro con lo innombrable en el fondo de la garganta de irma, marca el límite de la dimensión imaginaria, se produce allí un acercamiento a lo real sin mediación posible, un momento de profunda desestructuración en la visión angustiosa que hubiera podido provocar el despertar. En lugar de esto se produce un efecto de descomposición del Yo: Freud se ausenta de la escena, aparece allí el trío de médicos al que apela en su ayuda, se desvanece en tanto Yo en el congreso de los que saben, que – como decíamos antes – juegan un papel central en la serie identificatoria y son los que pronuncian discursos que, bordeando el ridículo, sitúan las preguntas que acosan a Freud acerca de su culpabilidad, acerca de la verdad, acerca de la cura, etc.
El orden simbólico
La voz de todos, la suma de los discursos insensatos que sostienen este diálogo de sordos en torno a Irma, marcaría la entrada al orden simbólico, pues esa imagen policéfala, como tal se acerca a la de un sujeto acé-falo, un sujeto que no puede decir más "yo", descentrado pues respecto al Yo y que sin embargo es el sujeto que habla, pues sostiene los discursos que van pronunciando los personajes del sueño. Sabemos que esta representación del inconsciente como un sujeto acéfalo es la que mejor representa la noción freudiana del inconsciente.
La voz de todos que al mismo tiempo es la voz de nadie marca pues la entrada al orden simbólico que culminará con la aparición de la fórmula de la trimetilamina. Lacan propone leer esta fórmula como representante por excelencia del orden simbólico, pues lo que nos señala es el valor de la palabra como tal. El carácter enigmático, hermético de la fórmula, que nos dice que no hay otra solución que la palabra, es el lugar donde propone Lacan leer la desculpabilización como móvil del sueño.
Pues en efecto, allí donde el sujeto está representado en la fórmula de la trimetilamina, se produce la total desculpabilización, puesto que esa voz que habla en él, no le pertenece en tanto Yo. El análisis que hace Lacan muestra que lo que está en juego en el sueño está más allá del Yo, aquello que en el sujeto es del sujeto y no es del sujeto, es el inconsciente.
La verdadera inocencia de Freud consistiría entonces en que no es culpable de que exista el inconsciente. Es a este nivel que el sueño de lrma soñado por Freud en el momento en que buscaba una solución al enigma de los sueños, le aportaría la solución buscada. Siguiendo entonces a Lacan, esta solución significada por Freud en el anhelo preconsciente de desculpabilizarse, no es otra que el valor de la palabra como tal, marca del orden simbólico, revelación del inconsciente como sujeto acéfalo.
La misma convicción de Freud de haber encontrado en el sueño de Irma la solución buscada, aun cuando la signifique en el deseo de probar su inocencia, nos pone en la pista del verdadero peso, del verdadero valor inconsciente del sueño, aquello que en Freud habla es un saber inconsciente del cual podemos decir entonces que dice sin saber qué dice.
Recordemos que la otra traducción, la que propone Erikson de la inscripción en la placa de mármol enfatiza, "la verdad se le reveló a si misma a/ Dr..S. Freud". Y ya que estamos en esto hablemos un poco de la placa de mármol. Freud le escribe a Fliess cinco años después del sueño de Irma, a propósito de la decepción que le produjo la primer publicación de la Traumdeutung, algo que en un mismo movimiento anticipa la gloria y su muerte.
La solución encontrada en el sueño de Irma, imaginada en los gruesos caracteres de un epitafio, trascenderá a Freud. i.Podríamos equiparar entonces esta muerte al descentramiento del Yo, que supone la noción de inconsciente en Freud, allí donde la solución encontrada trasciende al individuo como tal? Si así fuera, la placa de mármol duplicará, sin Freud saberlo, aquello que se le reveló en el sueño, que lo que está en juego está definitivamente más allá del Yo.
"Soy aquel que no desea ser culpable pues siempre es ser culpable transgredir un cierto límite impuesto a la actividad humana y no quiero ser aquél, en mi lugar están todos los otros; no soy allí más que el representante de ese vasto movimiento que es la búsqueda de la verdad donde yo me desvanezco. No soy más nadie, mi ambición ha sido más grande que yo y justamente en la medida en que lo he deseado demasiado, en que he participado en esa acción queriendo ser yo el creador, no soy el creador, el creador es alguien más grande que yo, es mi inconsciente, es esa palabra que habla en mí más allá de mí. He aquí el sentido de este sueño", concluye Lacan.
Vemos entonces que Freud buscando la solución sostiene haberla encontrado y que la paradoja de que la formule en términos de un anhelo preconsciente, el de ser absuelto de culpa, le permite a Lacan ubicar esta
solución en el registro del descubrimiento del sujeto del inconsciente como aquél lugar en donde se produce la verdadera desculpabilización. Es decir que habría un movimiento que va desde un nivel más imaginario, donde Freud piensa la desculpabilización en términos de venganza, en términos de
acusación, a un registro simbólico donde Lacan propone leer que la solución está en la desculpabilización que produce el inconsciente como sujeto acéfalo.
Propongo entonces que tomemos una vez más el sueño de Irma tratando de recorrer, ya que de solución de trata, el trabajo que el sueño realiza en la solución, en alemán Auflösung. Además del equívoco que se conserva tanto en alemán como en francés o en español – solucionar un problema, solución líquida – – Auflösung en alemán remite tanto a solución como a disolución.
Si bien parece que Lösung remitiría más a solución y Auflösung a disolución, hay un sueño de un paciente de Freud citado más adelante en la Traumdeutung, donde el sujeto es un joven químico que sueña que su cuerpo se va disolviendo – auflösen – en un experimento que está realizando. Mientras sueña teme aquello que la interpretación habrá de solucionar – auflosen – la solución del sueño es dicha como Auflösung des Traumes. Tenemos entonces que la palabra alemana Auflösung – y esto también lo comenta Strachey – remite a solución como a disolución, Auflösung: solución-disolución.
Veamos entonces el destino de la Auflösung en el sueño.
La solución de Freud
Al principio Freud le reprocha a Irma no haber aceptado aún la "solución". Esta palabra no vuelve a aparecer ni en el texto ni en las asociaciones. Es decir, tenemos al comienzo la palabra solución con una particularidad, que es que está acentuada, puesta entre comillas; está acentuada y al mismo tiempo sobreentendida – puesto que podemos suponer cuál es la solución que Freud le ha propuesto a Irma, el psicoanálisis, él mismo no se ocupa de hacerlo explícito –.
Escuchemos las asociaciones de este fragmento:
... "por aquel entonces tenía yo la opinión que luego hube de reconocer equivocada, de que mi labor terapéutica quedaba terminada con la revelación al enfermo del oculto sentido de sus síntomas. Que el paciente aceptara o no esta solución, de lo cual depende el éxito o fracaso del tratamiento, era cosa por la cual no podría exigírseme responsabilidad alguna... "
Pensemos entonces: ¿la solución era revelarle al enfermo el oculto sentido de sus síntomas como forma de terminar el tratamiento?, ¿o bien es la premisa, la precondición del tratamiento el que acepte que sus síntomas tienen un sentido a revelar, más allá de cuál pueda ser ese sentido?
Podríamos decir entonces ¿es necesario que el paciente acepte la solución al comienzo, el éxito dependiendo de que la acepte o no, o al final? – el fin del tratamiento dependerá de que acepte o no la solución de sus síntomas –. Aparece entonces un cierto deslizamiento en el decir de Freud de la solución como premisa a la solución como fin.
Y es Erikson el que va a hacer todavía otra anotación, que me pareció interesante remarcar, acerca de la necesidad en lrma de los dientes postizos. El "... no la necesita", no se refiere según Erikson a la dentadura postiza, pues en alemán esto está dicho en singular, mientras que los dientes están en plural. El "no la necesita" pues, sería una referencia que hace Freud a la resistencia de Irma y da – Erikson – una versión de la misma frase, citada en alemán, que al cambiar su acento podría traducirse como : ¿Quién es ella para darse ínfulas? ("Sie hat es doch nicht nötig"). Otra expresión alemana relacionada con ésta sería: "No necesito tomar eso de usted", refiriéndose a una apreciación errónea por parte de un caballero de las buenas disposiciones de una dama a aceptar sus proposiciones.
Dice Erikson qiie estas frases ofician pues de puente entre las asociaciones respecto a las pacientes que resisten las soluciones y las mujeres que se resisten a las proposiciones sexuales.
La solución acentuada, lo que vimos acerca de la solución al fin o al comienzo, el tono con el que Freud se dirige a Irma...
Respecto al tono, hay otra cuestión que comenta Erikson que es el carácter íntimo del diálogo que se pierde en la traducción al inglés del alemán "du" al "you"; es decir, nos hace notar que en la época de Freud el tuteo se empleaba sólo para los familiares o las personas más cercanas.
Vemos entonces que la solución aparece lo suficientemente complicada o podríamos precisar, sobredeterminada, como para atraer entonces nuestra atención: las comillas, la polisemia, el equívoco que surge de las asociaciones, el paciente debiendo aceptar la solución para tratarse o para finalizar el tratamiento, el que lrma y Freud se tuteen, las frases equívocas, nos puede hacer pensar en un Freud que duda acerca de si al final, después de todo, lo que Irma necesita no se tratará del viejo remedio que desde siempre la sabiduría popular ha propuesto para las viudas, las institutrices y las histéricas. Irma se resiste a la "solución", no sabemos si desde el principio o sobre el final. Freud le reprocha, Irma se queja, Freud insiste, Irma resiste, finalmente la boca se abre bien.
Límites de la resistencia
La asociaciones conducen a Freud a las mujeres que se le resisten y si tomamos el equívoco a que da lugar "la boca se abre bien", callan lo que otras dicen, mujeres que resisten la solución, como el límite a partir del cual Freud no puede dejar de escuchar lo que otras dicen.
Podríamos decir: ¿es necesario que una boca se cierre, para que otra se abra? No sería casual que Freud ubique justo aquí, en la llamada al pie de página, el ombligo del sueño como límite.
El equívoco hace entonces de la boca que se abre, una invitación a escuchar pero también para adentrarse allí.
Es as( como en el intento de adueñarse de la causa, Freud se encuentra en el sin fondo de la garganta de Irma, con lo no-reconocido, con lo real en tanto allí no falta nada. Una mancha blanca, los cornetes de la nariz, la enfermedad de la hija que pudo haber sido mortal, Fliess, el mismo Freud, el amigo muerto, las escaras grisáceas... la boca que se abre ofrece a Freud el espectáculo terrorífico que podemos conceptualizar en términos de Lacan, como el encuentro con lo real sin mediación posible, lo informe de la cosa.
Pero una vagina que devora, un agujero sin fondo, un pozo ciego, no es lo mismo que una boca que se abre bien y una visión angustiosa no es entonces lo mismo que una disolución puesta en juego.
Si esta visión angustiosa está nombrada, significada, si podemos decirlo así, por la Auflösung, podemos decir entonces que es una disolución intrínsecamente ligada a la solución. Es una disolución que forma parte de la solución, la Auflösung en tanto solución/disolución, permite entonces la continuación del sueño (La angustia no es frente a la falta, dice Lacan en el Seminario sobre la Angustia, sino que aparece allí donde no falta nada, donde falta la falta o sea frente a lo real).
Les propongo ubicar aquí un doble movimiento; al pie de página Freud nombra apres-coup la imposibilidad de nombrar lo real, reconocimiento de la falta, de la causa como pérdida, produce entonces una letra y abre así la posibilidad de una lectura, y al nivel del trabajo del sueño ubicar al significante "Auflösung" como aquél que representa al sujeto en tanto deseo de penetrar el misterio, deseo pues, de solución.
El discurso médico
Vimos que en este momento del sueño se produce un cambio de discurso, Freud apresuradamente pidiendo auxilio a los que saben. El cambio radical que se produce en el sueño traslada entonces la solución a otro lugar, allí se dice de otra manera. Aparece el discurso médico hecho de soluciones que se juegan en el plano de la rivalidad y la falta de conciencia profesional, donde, sin embargo, cada tanto aparece una palabra tranquilizadora aunque sea un disparate, en este caso pronunciada por M.
"El destino los ha convertido en competidores y se los compara permanentemente entre si", dice Freud refiriéndose a Otto y Leopold. Respuestas – soluciones – que, situadas en el plano de la porción narcisista, juegan muchas veces con la vida de los pacientes. El inconsciente se burla proponiendo una serie casi infinita de equivalencias: cáncer, tuberculosis, difteria, piemia, que hacen caer al discurso médico en cl ridículo.
Las soluciones de los médicos colocan el saber sobre el cuerpo en el borde de las equivocaciones fatales, el no ser consciente remitiendo a la impotencia, a la rivalidad, a la lucha por el prestigio como lugares que caracterizan a la concienzuda seguridad de la parada narcisista.
La palabra solución no aparece dicha en el texto, pero no podemos dejan de notar que cae bajo el peso del ridículo.
Freud no aparece en la escena en tanto "yo", pero podemos ubicar su miedo a "ser inconsciente", no menor que el de caer en la "concienzuda seguridad", como soportando los distintos discursos pronunciados en la segunda parte del sueño.
Y en cuanto a la identificación de Freud con Irme, la que Erikson pensaba como una solución invertida del Edipo en la retirada del Yo hacia posiciones infantiles, también podríamos pensaría, en el orden de la Auflösung, como momento de solución-disolución, donde él – Freud – es la histérica burlándose del discurso médico. En las asociaciones, la parte infiltrada en el hombro izquierdo de Irma lo lleva a sus propios dolores, el equívoco de "cosa que yo siento como él", esto es, en mi propio cuerpo, y un Freud que francamente no se siente inclinado a profundizar más esta cuestión. El, como Irma, es la boca que se abre de la histérica que burla al discurso médico que al no reconocer su impotencia de penetrar el misterio se vuelve narcisista, que al no poder decir su falta de conciencia, lo torna en concienzuda seguridad.
A esta altura del sueño se produce otro cambio radical. Inmediatamente, instantáneamente, "unmittelbar", esta palabra alude a algo que súbitamente se siente con una inmediata y absoluta convicción.
"Unmittelbar" pues, se sabe que es otra la solución de lo que le sucede a llama. En efecto, le han dado una inyección con una jeringuilla sucia.
Una vez más tenemos el comentario de Erikson, la palabra alemana 'Spritze’ se emplea para significar jeringa, pero también tendría el sentido coloquial de "salpicador" o "tipejo", que Erikson va a remitir dicho sea de paso, al erotismo uretral de Freud, pero que también le va a permitir acotar que "Spritze" hace de Otto no sólo un médico descuidado sino un sucio salpicador.
Llegamos así en el texto a la serie propil-propilena-ácido priopiónico-trimetilamina y en las asociaciones a la serie de las sustancias químicas, serie inaugurada por la cocaína.
Cocaína y fama
Hay un momento anterior donde Freud menciona la cocaína, en las asociaciones acerca de la garganta. La cocaína fue la sustancia que Freud estuvo a punto de descubrir, es pues metáfora de la primer solución que pudo hacerle famoso.
Quizás el recuerdo de la muerte de un amigo, los severos autorreproches frente a la ambición desmedida, detuvieron la serie asociativa de la cocaína en ese momento, para reaparecer luego inaugurando la serie de las soluciones químicas: amil-metil-propil – propil sustituye a amil –. "He realirado aquí una sustitución", nos dice Freud, pero "tales sustituciones se hallan permitidas en la química orgánica", siendo que tales sustituciones se le han revelado a Freud como las que precisamente realiza el trabajo del inconsciente.
Pero es la misma química la que habrá de posibilitarle más adelante a Freud, metaforizar el trabajo del inconsciente, se trata, dirá, de una "verdadera química de las sílabas".
Esta serie química conduce a Freud a la fórmula de la trimetilamina, impresa en gruesos caracteres, como si quisiera hacer resaltar su especial importancia dentro del contexto en que se halla incluida y a la convicción de que allí se encuentra la Solución.
¿Qué es lo que le daría a Freud esta convicción? Ante todo el hecho de que lo remite a Fliess y a su química sexual, en la cual la trimetilamina ocupa un lugar central en cuanto producto dc descomposición del esperma, – esto de que la trimetilamina es un producto de descomposición del esperma, es algo que averiguó Lacan, Freud no lo dice en el sueño –.
Dice Freud cuando habla de la trimetilamina, en relación con las ideas de Fliess: "este cuerpo me conduce a la sexualidad", pero está hablando de la fórmula. Podríamos decir: ¿la fórmula es el cuerpo en el cual Freud parece encontrar la solución del sueño?
En cuanto a Fliess, ¿cuál es el papel que Freud le atribuye en su descubrimiento? El de precursor de singulares ideas en relación con la nariz y a los órganos sexuales femeninos – las escaras grisáceas, dicen las asociaciones, en verdad son tres –.
Sexualidad femenina
Fliess representa la aspiración de Freud de encontrar una fórmula científica de la sexualidad femenina. Podríamos pensar que esta aspiración de Fliess a decir el misterio en números, le permite a Freud, tratando de encontrar una solución mejor y más científica que la vulgarmente propuesta para viudas, institutrices, e histéricas, imaginar en Fliess un interlocutor que lo comprenderá y para quien escribir. Ambos compartirán la solución y revelarán al mundo el misterio de la sexualidad, Fliess en el terreno de lo orgánico y Freud en el terreno de lo psíquico.
Esta fantasía aparece muchas veces, en distintas partes de la correspondencia. Es más, ya que estamos en esto, en la época del sueño de Irma, la mujer de Fliess está embarazada. Freud le escribe a Fliess a propósito de la concepción y refiriéndose a su futuro hijo: "si se trata de un hijo lo llamaré Wilhelm" (acotemos como interesante que en lugar de Wilhelm nacerá Anna).
La cuestión de la concepción de las ideas como ligada a la concepción biológica, es algo que también puntualiza Erikson en su interpretación, incluso sirviéndose del soporte de la palabra que inicia el sueño "Empfang", como refiriéndose tanto a la concepción como a la recepción. O sea que en la primer parte del sueño, cuando dice "muchos invitados a los que recibimos", está dicho como "empfangen", que dice Erikson tiene el equívoco de referirse tanto a la concepción como a la recepción. (Esto creo que también lo dice Leclaire cuando analiza el sueño de Irma).
Volvamos al sueño y a la fórmula de la trimetilamina. Allí donde Freud reconoce la importancia de la aparición de la fórmula, pues remite a su relación con Fliess y por consiguiente a la sexualidad, podríamos agregar que siendo la trimetilamina una solución alude a la Solución, y siendo una fórmula permite una formulación.
No tenemos más que literalizar la convicción de Freud, la solución está en la fórmula, solución que siendo Auflösung nos permite decir que la solución es a la vez disolución.
Lo fundamental del sueño de Irma es que esa convicción de que la solución está en la fórmula, es alcanzada allí’ donde al soñante ya no le es posible reconocer su implicancia imaginaria, puesto que la solución no está escondida en la fórmula a la manera de una clave oculta, sino que es la fórmula misma, el símbolo volando con sus propias alas, como dice Lacan en otra parte del seminario, el puro significante, la verdad despojada de significación, el sin sentido en el que se revela el deseo inconsciente como tal.
Sueño y análisis
Freud concluye con una formulación del nuevo conocimiento que el análisis del sueño le ha revelado: una vez llevada a cabo la interpretación completa de un sueño se nos revela éste como una realización de deseos; formulación, aforismo, que abre entonces el espacio a otras formulaciones posibles.
En efecto, podríamos decir:
El trabajo del sueño es una verdadera química de las sílabas;
El deseo inconsciente no puede decirse puesto que se trata de la disolución del Yo en la química de las sílabas;
El sujeto del inconsciente es el sujeto acéfalo;
El inconsciente es el discurso de Otro – en el sueño de Irma, la trimetilamina remite precisamente al discurso de Fliess –.
Pasemos ahora a considerar la diferencia entre la formulación, el aforismo y la fórmula, tomando el equívoco como lo hicimos con la solución, a que puede llevar la fórmula misma, en tanto alude a lo formulable, al decir una formulación y también al prototipo químico-matemático.
Precisemos entonces que el análisis que hace Freud del sueño de Irma revela entonces que si la solución está en la fórmula, la fórmula no está en la fórmula. Es decir, la fórmula en el sueño es metáfora de la solución, el trabajo del sueño sustituye la fórmula por la solución, el trabajo de interpretación deshace el camino haciendo de la fórmula la solución.
Es decir, si pensamos la articulación de la fórmula con la formulación, tenemos un camino para pensar allí la articulación de aforismo y materna. En este sentido no podríamos hablar del inconsciente como produciendo una fórmula, sino sólo, como lo hemos visto en el sueño de la inyección de Irma, en lugar de, sustituyendo a, la solución. Pero si' podemos pensar el trabajo de la teoría como aquél que apres-coup produce fórmulas.
Fíjense que es justamente en un apres-coup, a pie de página, que Freud menciona el ombligo del sueño y si podemos pensar el ombligo como una fórmula o el camino hacia una fórmula, en el sentido en que lo propone Juan Carlos Cosentino en su trabajo sobre el ombligo del sueño, en tanto producción de una letra, es sólo en un trabajo del escrito donde puede aparecer la fórmula.
Freud en el sueño ve los caracteres de la fórmula, pero éstos no pueden decirse sino como la fórmula de la trimetilamina, o sea que el relato hace de la fórmula un significante y no una letra, y esto lo digo tomando en cuenta el equívoco a que puede llevar el sueño de Irma en tanto pensar al inconsciente como siendo aquél que produce la fórmula en lugar de poder pensar la fórmula en tanto letra como un trabajo del escrito.
Intentemos entonces concluir: Freud se encuentra ante un enigma, la boca que se abre plantea un enigma, demanda un cierre, una solución, un saber sobre aquello que ha sido penetrado. La fórmula que permite la formulación de ese saber tiene a su vez como tal un carácter enigmático, podríamos decir que el enigma aparece en la fórmula como el resto que insiste cuando se encuentra la solución.
El carácter hermético, enigmático, oracular, retorna en el sin sentido de la pura fórmula para decirnos de aquello que ligado a la represión primaria no puede decirse, como lo que causa el decir, lo que no cesa de no escribirse, lo imposible de la relación sexual, que aquí podríamos incluso nombrar como solución sexual.
Tenemos entonces que la solución se hace fórmula, dejando que resuene el enigma en lo hermético de la fórmula misma.
Una boca que se abre podría decir más cosas si acepta que una verdad dicha a medias pudo ser escuchada, aceptar pues la interpretación es aceptar ese saber a medias que sólo cierra para volver a abrir.
Podríamos entonces concluir diciendo: una boca que se cierra podría decir más cosas.
Bibliografía :
1) S. Freud: Die Traumdeutung, Studienausgabe Bd. 2, Franctort del Meno: S. Fischer Verlag, 1977. Obras Completas I, Madrid; Biblioleca Nueva, 1948.
2) J. Lacen: Le moi dans la théorie de Freud et dans la technique de la psychanalyse Le Seminaire II, París: editions du Seuil, 1978.
3) J. Lacan: La angustia, Le Seminaire XI, Buenos Aires, Fichas de la escuela Freudia-na de Buenos Aires, 1978-79. (desgrabación no revisada por el autor),
4) E. H. Erikson: Los sueños de Sigmund Freud interpretados, Buenos Aires: Hormé, 1973.
En ese sueño Freud nos dice haber hallado una "solución" al enigma de los sueños, lo que le daría al sueño de la inyección de Irma un lugar privilegiado dentro de la Traumdeutung en tanto momento inaugural.
Antes de entrar directamente en el tema me gustaría comentar algunas de las circunstancias que me llevaron a interesarme por el sueño de la inyección de lrma y qué puedo situar en el origen de este trabajo.
El valor del sueño
Me encontraba en esa situación que todos conocemos en nuestra práctica de analistas donde se reabren interrogantes sobre lo que damos por ya sabido o resuelto. Quizás el seminario que dio Safouan sobre Sueños, unido a lo que nos dijo en la supervisión del material clínico que presentó Norberto Giarcovich, fueron el lugar de un impacto que hizo que se reabrieran ciertos interrogantes. Podría mencionar algunos: el valor que puede tomar un sueño en el análisis en relación a la transferencia, es decir, el lugar privilegiado del sueño desde siempre en la historia del psicoanálisis como acceso al deseo inconsciente, nos enfrenta de pronto a los sueños también como lugar privilegiado donde se juega la resistencia a la transferencia – lo que nos lleva entonces a la cuestión del sueño y el deseo del analista, o sea de lo que éste privilegia dentro del relato de un paciente –.
También la cuestión del sueño y la transmisión, en los dos momentos diferentes que matrcó, al menos para mí, el discurso de Safouan: luego de la lectura del seminario donde realiza un exhaustivo análisis del trabajo del sueño, nos dice algo acerca del lugar del analista al poder escuchar la cuestión de la transferencia allí donde todos lo esperábamos como intérprete de sueños. Está también la cuestión de la interpretación a partir de la homofonía o del equívoco, como riesgo del deslizamiento hacia una nueva hermenéutica, donde resolvemos en forma anticipada las dificultades intrínsecas a la escucha del interjuego metafórico-metonímico del significante y perdemos así por momentos la noción de sobredeterminación, que nos recuerda que son varias series de ideas latentes las que se hallan múltiplemente representadas en un elemento del sueño.
Bueno, este espíritu de encontrar soluciones a estos interrogantes, me orientó en la lectura que hace Lacan del sueño de la inyección de Irma, sueño que en tanto solución inaugural, llamaría al deseo de solución de cada analista situado en la transferencia con Freud, pues es notable el hecho de que cada analista propone una solución distinta a este sueño en relación a su enseñanza, es decir, a la transmisión del psicoanálisis. Estas son algunas de las circunstancias que hacen al origen de este trabajo.
Para hablarnos del método de la interpretación onírica, Freud elige el sueño de Irma. En una carta a Fliess, fechada en junio del año 900, Freud imagina, a propósito de una estadía en Bellevue, una placa de mármol con la siguiente inscripción: "Aquí, el 24-7-1895 se le reveló al Doctor Sigmund Freud el enigma de los sueños". O bien: "En esta casa el 24-7-1895, el misterio del sueño se reveló a sí mismo ante el Doctor S. Freud... ", en la traducción que hace Erikson de la inscripción en la placa de mármol.
La fecha citada es la del sueño de Irma, y en la medida que en la Traumdeutung está fechado el sueño de Irma, podemos saber que ése es el sueño de que se trata.
Toda referencia al sueño está ausente de la correspondencia de la época, e incluso toda referencia a Irma, lo que no deja de llamarnos la atención, si tenemos en cuenta que Irma había sido enviada a Fliess por Freud en consulta, lo cual nos permite suponer que Irma les habría dado a ambos de qué hablar.
Tenemos, en cambio, que en la carta 28 escrita desde Bellevue aproximadamente en le época del sueño, Freud le escribe a Fliess que un sueño que tuvo le suministró la más "cómica" de las confirmaciones para la concepción de que la realización del deseo es el móvil del sueño, pero no se trata del sueño de Irma, sino de otro sueño del que Freud, por otra parte, sólo nos da unos pocos datos. Podríamos decir entonces que Freud revelará la solución al enigma de los sueños, dándole el lugar de sueño inauguralmente descifrado y utilizándolo en distintos lugares de la Traumdeutung, especialmente cuando nos habla de condensación.
El sueño de la inyección de Irma
Lacan dedica dos clases de su seminario "El Yo en la teoría de Freud y en La Técnica del Psicoanálisis", a comentar el sueño de Irma. Al plantear como un enigma el carácter que Freud le diera al sueño de la inyección de Irma de sueño inaugural, nos introduce Lacan en el siguiente interrogante: ¿por qué Freud le daría tanta importancia a este sueño?
Voy a leer el texto del sueño y su información preliminar:
Información preliminar: "A principios del verano de 1895 sometí al tratamiento psicoanalítico a una señora joven, a la que tanto yo como los míos profesábamos una cariñosa amistad. La mezcla de esta relación amistosa con la profesional constituye siempre paro el médico – y mucho más para el psicoterapeuta – un inagotable terreno de inquietudes. Su interés personal aumenta y, en cambio, disminuye su autoridad. Un fracaso puede enfriar la antigua amistad que le une a los familiares del enfermo.
En este caso terminó la cura con un éxito parcial: la paciente quedó libre de su angustia histérica, pero no de todos sus síntomas somáticos. No me hallaba yo por aquél entonces completamente seguro del criterio que debía seguirse para dar un fin definitivo al tratamiento de una histeria, y propuse a la paciente una solución que le pareció inaceptable. Llegaba la época del veraneo, hubimos de interrumpir el tratamiento en tal desacuerdo. Así las cosas, recibí la visita de un joven colega y buen amigo m/o que había visto a Irma – mi paciente – y a su familia en su residencia veraniega.
Al preguntarle yo cómo había encontrado a la enferma me respondió: "Está mejor, pero no del todo". Sé que estas palabras de mi amigo Otto, o quizás el tono en que fueron pronunciadas me irritaron. Creí ver en ellas el reproche de haber prometido demasiado a la paciente, y atribuí – con razón o sin ella – la supuesta actitud de Otto en contra mía a la influencia de los familiares de la enferma, de los que sospechaba no ver con buenos ojos el tratamiento. De todos modos, la penosa sensación que las palabras de Otto despertaron en mí no se me hizo muy clara ni precisa, y me abstuve de exteriorizarlo.
Aquella misma tarde redacté por escrito el historial clínico de Irma con el propósito de enviarlo – como para justificarme – al doctor M., entonces la personalidad que solía dar el tono en nuestro círculo. En la noche inmediata, más bien a la mañana, tuve el siguiente sueño, que senté por escrito al despertar y que es el primero que sometía una minuciosa interpretación.
Sueño del 23-24 de julio de 1895: En un amplio hall. Muchos invitados, a los que recibimos. Entre ellos, Irma, a la que me acerco enseguida para contestar, sin pérdida de momento, a su carta y reprocharle no haber aceptado aún la "solución". Le digo: "Si todavía tienes dolores es exclusivamente por tu culpa". Ella me responde: "¡Si supieras qué dolores siento ahora en la garganta, el vientre y el estómago!... ¡Siento una opresión!... " Asustado, la contemplo atentamente. Está pálida y abotagada.
Pienso que quizá me haya pasado inadvertido algo orgánico. La conduzco junto a la ventana y me dispongo a reconocerle la garganta. Al principio se resiste un poco, como acostumbran hacerlo en estos casos las mujeres que llevan dentadura postiza. Pienso que no la necesita. Por fin, abre bien la boca, y veo a la derecha una gran mancha blanco, y en otras partes, singulares escaras grisáceas, cuya forma recuerda los cornetes de la nariz. Apresuradamente llamo al doctor M., que repite y confirma el reconocimiento.
El doctor M. presenta un aspecto muy diferente al acostumbrado: está pálido, cojea y se ha afeitado la barba... Mi amigo Otto se halla ahora a su lado, y mi amigo Leopoldo percute a Irma por encima de la blusa y dice; "Tiene una zona de macidez abajo, a la izquierda, y una parte de la piel, infiltrada, en el hombro izquierdo" (cosa que yo siento como él, a pesar del vestido). M. dice: "No cabe duda, es una infección. Pero no hay cuidado, sobrevendrá una disentería y se eliminará el veneno... " Sabemos también inmediatamente de qué procede la infección.
Nuestro amigo Otto ha puesto recientemente a Irma, una vez que se sintió mal, una inyección con un preparado a base de propil, propilena..., ácido propiónico..., trimetilamina (cuya fórmula veo impresa en gruesos caracteres). No se ponen inyecciones de este género tan ligeramente... Probablemente estaría además sucia la jeringuilla ".
La pregunta que hace Lacan es, entonces, por qué Freud le dio tanta importancia al sueño de la inyección de Irma. Sabemos que a través de este sueño, Freud arriba a la famosa formulación del sueño como la realización de un deseo, de un anhelo, pero nos encontramos con una paradoja, puesto que Freud llega a través del análisis del sueño, al deseo de desculpabilizarse en el fracaso del tratamiento de Irma, y éste sería un deseo que no podemos sino calificar de preconsciente o aún consciente, puesto que formaba parte de la preocupación de Freud de la víspera. Es decir, parecería contentarse entonces con una noción muy general de deseo, sin preguntarse por su origen inconsciente o consciente.
El análisis que Freud hace del sueño, siguiendo las asociaciones de cada fragmento, lo conducen a las siguientes conclusiones: El sentido del sueño de la inyección de Irma, sería el de desresponsabilizarse por lo que le ocurre a Irma, vengándose de Otto, de Irma, de M., de todos aquellos que podrían reprocharle algo en el plano de su conciencia profesional, podríamos decir de todos aquellos que podrían reprocharle su ser "inconsciente"; este sueño tendría así el valor de una defensa, de un alegato frente a los que podrían acusarlo.
En conexión con esto señala Freud que una serie de temas, enfermedades, pacientes, la cocaína, las preocupaciones sobre la salud tanto propia como ajena, podrían agruparse en un sólo círculo de ideas sobre la salud y la conciencia profesional, sobre no ser lo suficientemente "concienzudo" en el cumplimiento de lo que promete, es decir la curación de las neurosis. Pero además de esto que hace al sentido del sueño, Freud agrega que el sueño de la inyección de Irma le ha aportado la solución que buscaba al enigma de los sueños, llamando a esto "un nuevo conocimiento" y este nuevo conocimiento, concluye Freud, es que el sueño una vez llevada a cabo la interpretación, revela a éste como una realización de deseos. Dice Lacan entonces que la importancia que Freud le otorga al sueño de la inyección de Irma es tanto más significativo cuanto que ella nos puede resultar paradojal, pero que si Freud tiene la convicción de haber realizado allí su descubrimiento inaugural, es que efectivamente ha dado ese paso.
Re-análisis de Lacan
Vamos a comentar entonces el re-análisis, como él mismo lo denomina, que hace Lacan del sueño de la inyección de lrma con la siguiente de-limitación: no se trata de continuar allí donde Freud se interrumpe y de rehacer el análisis del sueño mejor del análisis que hiciera el mismo Freud; se trata de tomar el conjunto del sueño y de su interpretación, posición que entonces nos coloca en un lugar diferente y nos posibilita otra lectura.
Podríamos así decir que el sueño de Irma no es solamente el primer sueño sometido a un análisis exhaustivo de Freud, sino que en él Freud se dirige a nosotros, es decir que este sueño fue soñado para ser analizado y efectivamente, como veíamos antes, el destino del sueño de la inyección de Irma parece ser el de haber sido retomado muchas veces en la enseñanza del psicoanálisis, es decir, es un sueño que parece jugar un lugar privilegiado en la transmisión. Tomar en cuenta la dimensión de diálogo que Freud establece en cl sueño de la inyección de arma con lo que podríamos llamar las futuras generaciones de analistas, podría decirse que es una dimensión que no podemos descuidar en su análisis.
Situándonos nuevamente, en el interrogante que Lacan inaugura en el reanálisis del sueño de la inyección de Irma: ¿Por qué Freud le dio tanta importancia a este sueño como el que le revelara que el sueño es siempre la realización de un deseo, si el deseo que aquí se revela, el de ser absuelto de culpa en el asunto arma, es un deseo preconsciente?
Lacan distingue dos partes en el sueño de la inyección de lrma, una primera parte, donde se desarrolla el diálogo de Freud con lrma, duplicaría aproximadamente las condiciones imaginarias por las que Freud atravesaba en ese momento, su Yo en el sueño estando al nivel de su yo en la vigilia. Le reprocha a Irma como sin duda le reprocharía a muchos otros, el no aceptar la solución propuesta, es decir el psicoanálisis.
Ampliemos un poco más el espectro de las preocupaciones dc Freud en la época del sueño. En el terreno del descubrimiento que está llevando a cabo, como lo testimonia la correspondencia con Fliess, Freud se siente a punto de franquear, de transgredir los límites del conocimiento de su época, de revelar algo "escondido" y vive la atmósfera angustiante de sentir que está a punto de realizar un descubrimiento peligroso.
Empieza a sentir la angustia del aislamiento y de la resistencia de sus semejantes, lo que también le da la pauta de la magnitud del descubrimiento – comenta Freud en una carta a Fliess – "lo tratan como si estuviera a punto de revelar una verdad diabólica".
Susceptible pues Freud, a los menores signos de reproche, algo de ese orden le ha parecido detectar en el tono con el que Otto le informó sobre el estado de Irma.
Las dudas de Freud
Por otra parte Freud estaría preocupado por los problemas de la edad – se encuentra próximo a los 40 años –, en ese sentido podemos pensar la placa de mármol como anticipando la muerte al mismo tiempo que lo gloria – su mujer está embarazada de su sexto hijo, comienza a tener algunos problemas de salud, debe encontrar una "solución" que le garantice un firme reconocimiento para continuar la trayectoria que se ha propuesto. Esta es pues aproximadamente la situación por la que Freud atraviesa en el momento del sueño.
Tenemos entonces que en la primera parte de éste, Freud empieza a inquietarse por los dolores que aquejan a Irma y se pregunta si después de todo no se le habrá escapado alguna afección orgánica. Las asociaciones giran en torno a la resistencia que Irma opone a su "solución", y esto lo lleva a que no es Irma la única que se resiste.
Aparecen condensadas en Irma su mujer y otra paciente que sería más inteligente que Irma, más dispuesta a aceptar su "solución", que presu-miblemente también sufre de histeria, pero que aún no ha demandado su ayuda. Señala Lacan que es en un abanico que va desde el interés profesional más puramente orientado hasta todas las formas de despliegue imaginario que se presenta la mujer y que se sitúa la relación de Freud con Irma.
La escena con Irma lleva a Freud muy lejos. Cuando logra que abra la boca se encuentra con un espectáculo terrorífico, todo se mezcla y se asocia en esa imagen del fondo de la garganta de Irma, de la boca al órgano sexual femenino, pasando por la nariz, en una visión angustiosa de lo más profundo del misterio, de lo informe por excelencia. Visión de angustia, revelación última dice Lacan, del "tú eres esto que es lo más alejado de ti, esto que es lo más informe".
Es esta visión angustiosa a la que Freud arriba propulsado por su deseo de ver, de saber, de penetrar el misterio del deseo, encarnado aquí en el misterio del cuerpo femenino.
Se remite Lacan a un comentario de Erikson de que normalmente en este punto, un sueño deber(a provocar el despertar, para discutir con él el concepto de regresión del Yo.
En efecto, Erikson atribuye la continuidad del sueño a la fortaleza del Yo de Freud, a su deseo de seguir adelante, y para lograrlo, conserva su posición de investigador independiente merced a una regresión del yo a una fase anterior. Erikson dice lo siguiente: En el momento en que aparece la visión angustiosa del fondo de la garganta de Irma, Freud abandona su posición de investigador independiente apelando en su ayuda a sus semejantes.
Se produce entonces una difusión de los papeles – la pregunta tal como la formula Erikson – que no puede dejar de evocar en nosotros el siglo XX de "Cambalache", puesto que dice: "¿Es él médico o paciente, guía o secuaz, benefactor o reo, vidente o chapucero?" Pierde así Freud su derecho a la vigorosa iniciativa masculina, la del investigador independiente y culpablemente se rinde a la solución invertida del conflicto edípi-co, convirtiéndose por un momento fugaz, inclusive, en el objeto femenino para la inspección y percusión de los hombres superiores. Niega entonces su sentimiento de terca autonomía dejando que la duda lo haga retroceder a la primera seguridad infantil, la confianza pueril; si bien el mismo Freud encontrar(a luego sospechosa esta confianza, pues detrás de ella se ocultaría el deseo de venganza de aquéllos que dudaron de él como profesional.
El yo retrocede entonces estratégicamente a fuentes de seguridad de las que dispuso siendo niño, permitiendo al mismo tiempo una venganza. Esta es la interpretación que da Erikson de la continuación del sueño a pesar de la visión angustiosa del fondo de la garganta.
Lacan se pregunta si se trata verdaderamente de una regresión del Yo lo que impide despertar, y nos hace notar que a partir de ese momento Freud desaparece de la escena; llama en su auxilio a M., a Otto y a Leopold y ese trío establece a partir de ahí un diálogo de sordos en torno a Irma.
Las asociaciones llevan a Freud en este punto a comenzar a deshacerse de su responsabilidad en el asunto Irma.
Señala Lacan que todos estos personajes, muy significativos en tanto personajes de identificación del Yo, juegan un papel central en esta segunda parte del sueño, tirándose la pelota a propósito de las preguntas fundamentales que acosan a Freud: ¿cuál es el sentido de la neurosis? ¿dónde está la verdad? ¿estará en lo cierto o estará equivocado?
El Yo de Freud se desvanece, queda abolido detrás del consenso de los que saben.
Lacan toma entonces el sueño de Irma para cuestionar el lugar del Yo en la perspectiva que tomó el análisis – ahí tenemos que ubicar su discusión con Erikson – y descifra este sueño con ayuda de las categorías de lo real, lo imaginario y lo simbólico.
Inicialmente vemos la dimensión imaginaria de resistencia en que transcurre el diálogo de Freud con Irma, que conduce en las asociaciones al trío femenino, donde también se hace presente la cuestión de la muerte, la enfermedad de la hija, la muerte de una enferma llamada Matilde.
El encuentro con lo innombrable en el fondo de la garganta de irma, marca el límite de la dimensión imaginaria, se produce allí un acercamiento a lo real sin mediación posible, un momento de profunda desestructuración en la visión angustiosa que hubiera podido provocar el despertar. En lugar de esto se produce un efecto de descomposición del Yo: Freud se ausenta de la escena, aparece allí el trío de médicos al que apela en su ayuda, se desvanece en tanto Yo en el congreso de los que saben, que – como decíamos antes – juegan un papel central en la serie identificatoria y son los que pronuncian discursos que, bordeando el ridículo, sitúan las preguntas que acosan a Freud acerca de su culpabilidad, acerca de la verdad, acerca de la cura, etc.
El orden simbólico
La voz de todos, la suma de los discursos insensatos que sostienen este diálogo de sordos en torno a Irma, marcaría la entrada al orden simbólico, pues esa imagen policéfala, como tal se acerca a la de un sujeto acé-falo, un sujeto que no puede decir más "yo", descentrado pues respecto al Yo y que sin embargo es el sujeto que habla, pues sostiene los discursos que van pronunciando los personajes del sueño. Sabemos que esta representación del inconsciente como un sujeto acéfalo es la que mejor representa la noción freudiana del inconsciente.
La voz de todos que al mismo tiempo es la voz de nadie marca pues la entrada al orden simbólico que culminará con la aparición de la fórmula de la trimetilamina. Lacan propone leer esta fórmula como representante por excelencia del orden simbólico, pues lo que nos señala es el valor de la palabra como tal. El carácter enigmático, hermético de la fórmula, que nos dice que no hay otra solución que la palabra, es el lugar donde propone Lacan leer la desculpabilización como móvil del sueño.
Pues en efecto, allí donde el sujeto está representado en la fórmula de la trimetilamina, se produce la total desculpabilización, puesto que esa voz que habla en él, no le pertenece en tanto Yo. El análisis que hace Lacan muestra que lo que está en juego en el sueño está más allá del Yo, aquello que en el sujeto es del sujeto y no es del sujeto, es el inconsciente.
La verdadera inocencia de Freud consistiría entonces en que no es culpable de que exista el inconsciente. Es a este nivel que el sueño de lrma soñado por Freud en el momento en que buscaba una solución al enigma de los sueños, le aportaría la solución buscada. Siguiendo entonces a Lacan, esta solución significada por Freud en el anhelo preconsciente de desculpabilizarse, no es otra que el valor de la palabra como tal, marca del orden simbólico, revelación del inconsciente como sujeto acéfalo.
La misma convicción de Freud de haber encontrado en el sueño de Irma la solución buscada, aun cuando la signifique en el deseo de probar su inocencia, nos pone en la pista del verdadero peso, del verdadero valor inconsciente del sueño, aquello que en Freud habla es un saber inconsciente del cual podemos decir entonces que dice sin saber qué dice.
Recordemos que la otra traducción, la que propone Erikson de la inscripción en la placa de mármol enfatiza, "la verdad se le reveló a si misma a/ Dr..S. Freud". Y ya que estamos en esto hablemos un poco de la placa de mármol. Freud le escribe a Fliess cinco años después del sueño de Irma, a propósito de la decepción que le produjo la primer publicación de la Traumdeutung, algo que en un mismo movimiento anticipa la gloria y su muerte.
La solución encontrada en el sueño de Irma, imaginada en los gruesos caracteres de un epitafio, trascenderá a Freud. i.Podríamos equiparar entonces esta muerte al descentramiento del Yo, que supone la noción de inconsciente en Freud, allí donde la solución encontrada trasciende al individuo como tal? Si así fuera, la placa de mármol duplicará, sin Freud saberlo, aquello que se le reveló en el sueño, que lo que está en juego está definitivamente más allá del Yo.
"Soy aquel que no desea ser culpable pues siempre es ser culpable transgredir un cierto límite impuesto a la actividad humana y no quiero ser aquél, en mi lugar están todos los otros; no soy allí más que el representante de ese vasto movimiento que es la búsqueda de la verdad donde yo me desvanezco. No soy más nadie, mi ambición ha sido más grande que yo y justamente en la medida en que lo he deseado demasiado, en que he participado en esa acción queriendo ser yo el creador, no soy el creador, el creador es alguien más grande que yo, es mi inconsciente, es esa palabra que habla en mí más allá de mí. He aquí el sentido de este sueño", concluye Lacan.
Vemos entonces que Freud buscando la solución sostiene haberla encontrado y que la paradoja de que la formule en términos de un anhelo preconsciente, el de ser absuelto de culpa, le permite a Lacan ubicar esta
solución en el registro del descubrimiento del sujeto del inconsciente como aquél lugar en donde se produce la verdadera desculpabilización. Es decir que habría un movimiento que va desde un nivel más imaginario, donde Freud piensa la desculpabilización en términos de venganza, en términos de
acusación, a un registro simbólico donde Lacan propone leer que la solución está en la desculpabilización que produce el inconsciente como sujeto acéfalo.
Propongo entonces que tomemos una vez más el sueño de Irma tratando de recorrer, ya que de solución de trata, el trabajo que el sueño realiza en la solución, en alemán Auflösung. Además del equívoco que se conserva tanto en alemán como en francés o en español – solucionar un problema, solución líquida – – Auflösung en alemán remite tanto a solución como a disolución.
Si bien parece que Lösung remitiría más a solución y Auflösung a disolución, hay un sueño de un paciente de Freud citado más adelante en la Traumdeutung, donde el sujeto es un joven químico que sueña que su cuerpo se va disolviendo – auflösen – en un experimento que está realizando. Mientras sueña teme aquello que la interpretación habrá de solucionar – auflosen – la solución del sueño es dicha como Auflösung des Traumes. Tenemos entonces que la palabra alemana Auflösung – y esto también lo comenta Strachey – remite a solución como a disolución, Auflösung: solución-disolución.
Veamos entonces el destino de la Auflösung en el sueño.
La solución de Freud
Al principio Freud le reprocha a Irma no haber aceptado aún la "solución". Esta palabra no vuelve a aparecer ni en el texto ni en las asociaciones. Es decir, tenemos al comienzo la palabra solución con una particularidad, que es que está acentuada, puesta entre comillas; está acentuada y al mismo tiempo sobreentendida – puesto que podemos suponer cuál es la solución que Freud le ha propuesto a Irma, el psicoanálisis, él mismo no se ocupa de hacerlo explícito –.
Escuchemos las asociaciones de este fragmento:
... "por aquel entonces tenía yo la opinión que luego hube de reconocer equivocada, de que mi labor terapéutica quedaba terminada con la revelación al enfermo del oculto sentido de sus síntomas. Que el paciente aceptara o no esta solución, de lo cual depende el éxito o fracaso del tratamiento, era cosa por la cual no podría exigírseme responsabilidad alguna... "
Pensemos entonces: ¿la solución era revelarle al enfermo el oculto sentido de sus síntomas como forma de terminar el tratamiento?, ¿o bien es la premisa, la precondición del tratamiento el que acepte que sus síntomas tienen un sentido a revelar, más allá de cuál pueda ser ese sentido?
Podríamos decir entonces ¿es necesario que el paciente acepte la solución al comienzo, el éxito dependiendo de que la acepte o no, o al final? – el fin del tratamiento dependerá de que acepte o no la solución de sus síntomas –. Aparece entonces un cierto deslizamiento en el decir de Freud de la solución como premisa a la solución como fin.
Y es Erikson el que va a hacer todavía otra anotación, que me pareció interesante remarcar, acerca de la necesidad en lrma de los dientes postizos. El "... no la necesita", no se refiere según Erikson a la dentadura postiza, pues en alemán esto está dicho en singular, mientras que los dientes están en plural. El "no la necesita" pues, sería una referencia que hace Freud a la resistencia de Irma y da – Erikson – una versión de la misma frase, citada en alemán, que al cambiar su acento podría traducirse como : ¿Quién es ella para darse ínfulas? ("Sie hat es doch nicht nötig"). Otra expresión alemana relacionada con ésta sería: "No necesito tomar eso de usted", refiriéndose a una apreciación errónea por parte de un caballero de las buenas disposiciones de una dama a aceptar sus proposiciones.
Dice Erikson qiie estas frases ofician pues de puente entre las asociaciones respecto a las pacientes que resisten las soluciones y las mujeres que se resisten a las proposiciones sexuales.
La solución acentuada, lo que vimos acerca de la solución al fin o al comienzo, el tono con el que Freud se dirige a Irma...
Respecto al tono, hay otra cuestión que comenta Erikson que es el carácter íntimo del diálogo que se pierde en la traducción al inglés del alemán "du" al "you"; es decir, nos hace notar que en la época de Freud el tuteo se empleaba sólo para los familiares o las personas más cercanas.
Vemos entonces que la solución aparece lo suficientemente complicada o podríamos precisar, sobredeterminada, como para atraer entonces nuestra atención: las comillas, la polisemia, el equívoco que surge de las asociaciones, el paciente debiendo aceptar la solución para tratarse o para finalizar el tratamiento, el que lrma y Freud se tuteen, las frases equívocas, nos puede hacer pensar en un Freud que duda acerca de si al final, después de todo, lo que Irma necesita no se tratará del viejo remedio que desde siempre la sabiduría popular ha propuesto para las viudas, las institutrices y las histéricas. Irma se resiste a la "solución", no sabemos si desde el principio o sobre el final. Freud le reprocha, Irma se queja, Freud insiste, Irma resiste, finalmente la boca se abre bien.
Límites de la resistencia
La asociaciones conducen a Freud a las mujeres que se le resisten y si tomamos el equívoco a que da lugar "la boca se abre bien", callan lo que otras dicen, mujeres que resisten la solución, como el límite a partir del cual Freud no puede dejar de escuchar lo que otras dicen.
Podríamos decir: ¿es necesario que una boca se cierre, para que otra se abra? No sería casual que Freud ubique justo aquí, en la llamada al pie de página, el ombligo del sueño como límite.
El equívoco hace entonces de la boca que se abre, una invitación a escuchar pero también para adentrarse allí.
Es as( como en el intento de adueñarse de la causa, Freud se encuentra en el sin fondo de la garganta de Irma, con lo no-reconocido, con lo real en tanto allí no falta nada. Una mancha blanca, los cornetes de la nariz, la enfermedad de la hija que pudo haber sido mortal, Fliess, el mismo Freud, el amigo muerto, las escaras grisáceas... la boca que se abre ofrece a Freud el espectáculo terrorífico que podemos conceptualizar en términos de Lacan, como el encuentro con lo real sin mediación posible, lo informe de la cosa.
Pero una vagina que devora, un agujero sin fondo, un pozo ciego, no es lo mismo que una boca que se abre bien y una visión angustiosa no es entonces lo mismo que una disolución puesta en juego.
Si esta visión angustiosa está nombrada, significada, si podemos decirlo así, por la Auflösung, podemos decir entonces que es una disolución intrínsecamente ligada a la solución. Es una disolución que forma parte de la solución, la Auflösung en tanto solución/disolución, permite entonces la continuación del sueño (La angustia no es frente a la falta, dice Lacan en el Seminario sobre la Angustia, sino que aparece allí donde no falta nada, donde falta la falta o sea frente a lo real).
Les propongo ubicar aquí un doble movimiento; al pie de página Freud nombra apres-coup la imposibilidad de nombrar lo real, reconocimiento de la falta, de la causa como pérdida, produce entonces una letra y abre así la posibilidad de una lectura, y al nivel del trabajo del sueño ubicar al significante "Auflösung" como aquél que representa al sujeto en tanto deseo de penetrar el misterio, deseo pues, de solución.
El discurso médico
Vimos que en este momento del sueño se produce un cambio de discurso, Freud apresuradamente pidiendo auxilio a los que saben. El cambio radical que se produce en el sueño traslada entonces la solución a otro lugar, allí se dice de otra manera. Aparece el discurso médico hecho de soluciones que se juegan en el plano de la rivalidad y la falta de conciencia profesional, donde, sin embargo, cada tanto aparece una palabra tranquilizadora aunque sea un disparate, en este caso pronunciada por M.
"El destino los ha convertido en competidores y se los compara permanentemente entre si", dice Freud refiriéndose a Otto y Leopold. Respuestas – soluciones – que, situadas en el plano de la porción narcisista, juegan muchas veces con la vida de los pacientes. El inconsciente se burla proponiendo una serie casi infinita de equivalencias: cáncer, tuberculosis, difteria, piemia, que hacen caer al discurso médico en cl ridículo.
Las soluciones de los médicos colocan el saber sobre el cuerpo en el borde de las equivocaciones fatales, el no ser consciente remitiendo a la impotencia, a la rivalidad, a la lucha por el prestigio como lugares que caracterizan a la concienzuda seguridad de la parada narcisista.
La palabra solución no aparece dicha en el texto, pero no podemos dejan de notar que cae bajo el peso del ridículo.
Freud no aparece en la escena en tanto "yo", pero podemos ubicar su miedo a "ser inconsciente", no menor que el de caer en la "concienzuda seguridad", como soportando los distintos discursos pronunciados en la segunda parte del sueño.
Y en cuanto a la identificación de Freud con Irme, la que Erikson pensaba como una solución invertida del Edipo en la retirada del Yo hacia posiciones infantiles, también podríamos pensaría, en el orden de la Auflösung, como momento de solución-disolución, donde él – Freud – es la histérica burlándose del discurso médico. En las asociaciones, la parte infiltrada en el hombro izquierdo de Irma lo lleva a sus propios dolores, el equívoco de "cosa que yo siento como él", esto es, en mi propio cuerpo, y un Freud que francamente no se siente inclinado a profundizar más esta cuestión. El, como Irma, es la boca que se abre de la histérica que burla al discurso médico que al no reconocer su impotencia de penetrar el misterio se vuelve narcisista, que al no poder decir su falta de conciencia, lo torna en concienzuda seguridad.
A esta altura del sueño se produce otro cambio radical. Inmediatamente, instantáneamente, "unmittelbar", esta palabra alude a algo que súbitamente se siente con una inmediata y absoluta convicción.
"Unmittelbar" pues, se sabe que es otra la solución de lo que le sucede a llama. En efecto, le han dado una inyección con una jeringuilla sucia.
Una vez más tenemos el comentario de Erikson, la palabra alemana 'Spritze’ se emplea para significar jeringa, pero también tendría el sentido coloquial de "salpicador" o "tipejo", que Erikson va a remitir dicho sea de paso, al erotismo uretral de Freud, pero que también le va a permitir acotar que "Spritze" hace de Otto no sólo un médico descuidado sino un sucio salpicador.
Llegamos así en el texto a la serie propil-propilena-ácido priopiónico-trimetilamina y en las asociaciones a la serie de las sustancias químicas, serie inaugurada por la cocaína.
Cocaína y fama
Hay un momento anterior donde Freud menciona la cocaína, en las asociaciones acerca de la garganta. La cocaína fue la sustancia que Freud estuvo a punto de descubrir, es pues metáfora de la primer solución que pudo hacerle famoso.
Quizás el recuerdo de la muerte de un amigo, los severos autorreproches frente a la ambición desmedida, detuvieron la serie asociativa de la cocaína en ese momento, para reaparecer luego inaugurando la serie de las soluciones químicas: amil-metil-propil – propil sustituye a amil –. "He realirado aquí una sustitución", nos dice Freud, pero "tales sustituciones se hallan permitidas en la química orgánica", siendo que tales sustituciones se le han revelado a Freud como las que precisamente realiza el trabajo del inconsciente.
Pero es la misma química la que habrá de posibilitarle más adelante a Freud, metaforizar el trabajo del inconsciente, se trata, dirá, de una "verdadera química de las sílabas".
Esta serie química conduce a Freud a la fórmula de la trimetilamina, impresa en gruesos caracteres, como si quisiera hacer resaltar su especial importancia dentro del contexto en que se halla incluida y a la convicción de que allí se encuentra la Solución.
¿Qué es lo que le daría a Freud esta convicción? Ante todo el hecho de que lo remite a Fliess y a su química sexual, en la cual la trimetilamina ocupa un lugar central en cuanto producto dc descomposición del esperma, – esto de que la trimetilamina es un producto de descomposición del esperma, es algo que averiguó Lacan, Freud no lo dice en el sueño –.
Dice Freud cuando habla de la trimetilamina, en relación con las ideas de Fliess: "este cuerpo me conduce a la sexualidad", pero está hablando de la fórmula. Podríamos decir: ¿la fórmula es el cuerpo en el cual Freud parece encontrar la solución del sueño?
En cuanto a Fliess, ¿cuál es el papel que Freud le atribuye en su descubrimiento? El de precursor de singulares ideas en relación con la nariz y a los órganos sexuales femeninos – las escaras grisáceas, dicen las asociaciones, en verdad son tres –.
Sexualidad femenina
Fliess representa la aspiración de Freud de encontrar una fórmula científica de la sexualidad femenina. Podríamos pensar que esta aspiración de Fliess a decir el misterio en números, le permite a Freud, tratando de encontrar una solución mejor y más científica que la vulgarmente propuesta para viudas, institutrices, e histéricas, imaginar en Fliess un interlocutor que lo comprenderá y para quien escribir. Ambos compartirán la solución y revelarán al mundo el misterio de la sexualidad, Fliess en el terreno de lo orgánico y Freud en el terreno de lo psíquico.
Esta fantasía aparece muchas veces, en distintas partes de la correspondencia. Es más, ya que estamos en esto, en la época del sueño de Irma, la mujer de Fliess está embarazada. Freud le escribe a Fliess a propósito de la concepción y refiriéndose a su futuro hijo: "si se trata de un hijo lo llamaré Wilhelm" (acotemos como interesante que en lugar de Wilhelm nacerá Anna).
La cuestión de la concepción de las ideas como ligada a la concepción biológica, es algo que también puntualiza Erikson en su interpretación, incluso sirviéndose del soporte de la palabra que inicia el sueño "Empfang", como refiriéndose tanto a la concepción como a la recepción. O sea que en la primer parte del sueño, cuando dice "muchos invitados a los que recibimos", está dicho como "empfangen", que dice Erikson tiene el equívoco de referirse tanto a la concepción como a la recepción. (Esto creo que también lo dice Leclaire cuando analiza el sueño de Irma).
Volvamos al sueño y a la fórmula de la trimetilamina. Allí donde Freud reconoce la importancia de la aparición de la fórmula, pues remite a su relación con Fliess y por consiguiente a la sexualidad, podríamos agregar que siendo la trimetilamina una solución alude a la Solución, y siendo una fórmula permite una formulación.
No tenemos más que literalizar la convicción de Freud, la solución está en la fórmula, solución que siendo Auflösung nos permite decir que la solución es a la vez disolución.
Lo fundamental del sueño de Irma es que esa convicción de que la solución está en la fórmula, es alcanzada allí’ donde al soñante ya no le es posible reconocer su implicancia imaginaria, puesto que la solución no está escondida en la fórmula a la manera de una clave oculta, sino que es la fórmula misma, el símbolo volando con sus propias alas, como dice Lacan en otra parte del seminario, el puro significante, la verdad despojada de significación, el sin sentido en el que se revela el deseo inconsciente como tal.
Sueño y análisis
Freud concluye con una formulación del nuevo conocimiento que el análisis del sueño le ha revelado: una vez llevada a cabo la interpretación completa de un sueño se nos revela éste como una realización de deseos; formulación, aforismo, que abre entonces el espacio a otras formulaciones posibles.
En efecto, podríamos decir:
El trabajo del sueño es una verdadera química de las sílabas;
El deseo inconsciente no puede decirse puesto que se trata de la disolución del Yo en la química de las sílabas;
El sujeto del inconsciente es el sujeto acéfalo;
El inconsciente es el discurso de Otro – en el sueño de Irma, la trimetilamina remite precisamente al discurso de Fliess –.
Pasemos ahora a considerar la diferencia entre la formulación, el aforismo y la fórmula, tomando el equívoco como lo hicimos con la solución, a que puede llevar la fórmula misma, en tanto alude a lo formulable, al decir una formulación y también al prototipo químico-matemático.
Precisemos entonces que el análisis que hace Freud del sueño de Irma revela entonces que si la solución está en la fórmula, la fórmula no está en la fórmula. Es decir, la fórmula en el sueño es metáfora de la solución, el trabajo del sueño sustituye la fórmula por la solución, el trabajo de interpretación deshace el camino haciendo de la fórmula la solución.
Es decir, si pensamos la articulación de la fórmula con la formulación, tenemos un camino para pensar allí la articulación de aforismo y materna. En este sentido no podríamos hablar del inconsciente como produciendo una fórmula, sino sólo, como lo hemos visto en el sueño de la inyección de Irma, en lugar de, sustituyendo a, la solución. Pero si' podemos pensar el trabajo de la teoría como aquél que apres-coup produce fórmulas.
Fíjense que es justamente en un apres-coup, a pie de página, que Freud menciona el ombligo del sueño y si podemos pensar el ombligo como una fórmula o el camino hacia una fórmula, en el sentido en que lo propone Juan Carlos Cosentino en su trabajo sobre el ombligo del sueño, en tanto producción de una letra, es sólo en un trabajo del escrito donde puede aparecer la fórmula.
Freud en el sueño ve los caracteres de la fórmula, pero éstos no pueden decirse sino como la fórmula de la trimetilamina, o sea que el relato hace de la fórmula un significante y no una letra, y esto lo digo tomando en cuenta el equívoco a que puede llevar el sueño de Irma en tanto pensar al inconsciente como siendo aquél que produce la fórmula en lugar de poder pensar la fórmula en tanto letra como un trabajo del escrito.
Intentemos entonces concluir: Freud se encuentra ante un enigma, la boca que se abre plantea un enigma, demanda un cierre, una solución, un saber sobre aquello que ha sido penetrado. La fórmula que permite la formulación de ese saber tiene a su vez como tal un carácter enigmático, podríamos decir que el enigma aparece en la fórmula como el resto que insiste cuando se encuentra la solución.
El carácter hermético, enigmático, oracular, retorna en el sin sentido de la pura fórmula para decirnos de aquello que ligado a la represión primaria no puede decirse, como lo que causa el decir, lo que no cesa de no escribirse, lo imposible de la relación sexual, que aquí podríamos incluso nombrar como solución sexual.
Tenemos entonces que la solución se hace fórmula, dejando que resuene el enigma en lo hermético de la fórmula misma.
Una boca que se abre podría decir más cosas si acepta que una verdad dicha a medias pudo ser escuchada, aceptar pues la interpretación es aceptar ese saber a medias que sólo cierra para volver a abrir.
Podríamos entonces concluir diciendo: una boca que se cierra podría decir más cosas.
Bibliografía :
1) S. Freud: Die Traumdeutung, Studienausgabe Bd. 2, Franctort del Meno: S. Fischer Verlag, 1977. Obras Completas I, Madrid; Biblioleca Nueva, 1948.
2) J. Lacen: Le moi dans la théorie de Freud et dans la technique de la psychanalyse Le Seminaire II, París: editions du Seuil, 1978.
3) J. Lacan: La angustia, Le Seminaire XI, Buenos Aires, Fichas de la escuela Freudia-na de Buenos Aires, 1978-79. (desgrabación no revisada por el autor),
4) E. H. Erikson: Los sueños de Sigmund Freud interpretados, Buenos Aires: Hormé, 1973.
Revista de Psicoanálisis y Cultura
Número 7 - Julio 1998
Número 7 - Julio 1998
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