Estas realmente son dos asignaturas distintas, ya que no se pueden asimilar sin más el conocimiento y la ciencia, que es fundamentalmente una institución social. Otra cuestión problemática consiste en las dos maneras distintas existentes de hacer sociología: una que se ve a sí misma como una ciencia (y cree ver poder ver a la sociedad como se ve a un animal), y otra más ensayística en la que el autor no se esconde y se adoptan ciertos compromisos filosóficos. Sólo cuando se adopta principalmente la perspectiva sociológica (y no la gnoseológica u otras) se asimilan más la sociología del conocimiento y de la ciencia (pues se puede considerar que el conocimiento está también condicionado socialmente, aunque no con tanto calado como ocurre en la ciencia): la sociología de la ciencia se puede someter mejor a la primera forma de hacer sociología, de carácter más científico, pues con el conocimiento la posición del sujeto gnoseológico es inexcusable. El punto de visión entre ambas disciplinas estaría en sus problemas comunes.
Max Scheler es conocido sobre todo por ser el autor de la ética material de los valores, un autor muy polisémico. Era judío de ascendencia alemana protestante. Se convirtió al catolicismo, aunque luego se desconvirtió. Era un tipo impulsivo y genial. Ortega le llamaba prestidigitador de esencias. Scheler fue quien acuñó el término sociología del saber. Para Scheler la sociología del conocimiento estaba al servicio de la filosofía, encargada de desbrozar los materiales para mostrar las esencias. Scheler no disimula esta filiación filosófica.
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