Descripcion:
La voluntad general no es la voluntad de todos. Es el cuerpo individual normalizado, donde lo colectivo penetra el sujeto, lo edipiza a través del contrato social. Un curioso mito que presupone la libertad individual primordial, pero que se asienta en la inevitabilidad del discurso del poder manifiesto. He ahí la genialidad de una gran fórmula: el radicalismo conservador. Reorganizar todo para dejarlo tal como está. Astucias de la dialéctica burguesa. El sujeto rousseauniano, inicialmente desujetado, recupera su yo común, su vida y su voluntad, edulcorado con los beneficios de la voluntad general.
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